Tierra del olvido | El Nuevo Siglo
Lunes, 19 de Marzo de 2012

Tierra del olvido. Decíamos el sábado que el Chocó se ha convertido en el Haití colombiano. El departamento más rico en recursos naturales podría convertirse por cuenta del abandono estatal en colonia oficial de los Estados Unidos, pues los hijos del Tío Sam sí saben sacarle partido a esa tierra del olvido. Sus grandes recursos hídricos y madereros, su riqueza mineral y toda su costa pacífica serían un plato suculento que la expansión yankee no desecharía por la vecindad con Panamá y sus ríos Atrato y San Juan,  donde abunda el agua, recurso que en el futuro será tan indispensable como el petróleo.

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Sinfonía inconclusa. Cuenta Carlos Tobías Cuesta en Chocó 7 días que en 1974 el presidente López se comprometió a construir el nuevo hospital San Francisco de Asís. Cuando regresó a Quibdó, al terminar su gobierno, no lo pudo inaugurar porque estaba inconcluso.

En 1978, el presidente Turbay, en el atrio de la Catedral San Francisco, se comprometió a ir a Nuquí en carro. Terminado su período, no fue a Nuquí, en carro, ni en avión. Otra gran frustración.

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Belisario/Barco. En 1982, el presidente Belisario, en el parque Centenario, manifestó: “Me comprometo a construir la carretera Animas-Nuquí durante mi gobierno, viejo anhelo de este bello municipio. Les juro que cumpliré”. Betancur juró en vano.

El presidente Barco no tuvo necesidad de hacer promesas, pues el 26 de mayo de 1987 debió enfrentar  “La rebelión chocoana”, el paro cívico  más largo en toda la historia chocoana. Gracias a esa jornada se logró doblegar el orgullo del Ejecutivo y conseguir la Ciudadela universitaria; el puente de Yutó, el edificio del Sena, obras que constituyen un hito en del desarrollo  comarcano.

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Samper/Uribe. En 1994,  el presidente Samper, dio en el clavo: Se comprometió a combatir la corrupción en el Chocó y en el país y agregó: “Hay que arrojar a los corruptos chocoanos en una jaula al río Atrato”. El país sabe que el más grave problema que esta región ha afrontado siempre es por cuenta de la corrupción.

En sus dos mandatos, el presidente Uribe se comprometió (al igual que Betancur) con la vía Animas-Nuquí y a pavimentar los tramos La Manza-Quibdó y Pueblo Rico-Tadó, promesas repetidas en los “conejos” comunales. Terminó su gestión  y la vía no avanzó un milímetro. En cuanto al pavimento, la obra avanza a paso de tortuga.

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Padrinos desplatados. Los líderes caldenses Gustavo Robledo y Mario Calderón son los únicos padrinos que ha tenido el Chocó, pero sin carteras ministeriales es imposible coronar el Puerto de Tribugá, al que se refiere el presidente Santos al hablar de “la región pacífica, tierra de paz y mar de prosperidad”. Quiere reunir los dos mares por vía terrestre o canal seco, con la ayuda de los chinos. ¿Será verdad tanta belleza?

Por lo pronto, lo único que le ha llevado el mindefensa Pinzón al pueblo chocoano es el calificativo de “negro” que se le escapó ante el auditorio quibdoseño al pintar el crítico panorama regional.