Al menos 70 personas murieron en un ataque contra una mezquita sunita este vienes en Irak, en medio de la ofensiva de los yihadistas del Estado Islámico (EI), que según Estados Unidos representan un peligro sin precedentes.
A pesar de la amenaza de este grupo de ejecutar a otro rehén norteamericano después del periodista James Foley, Estados Unidos promete mano dura contra los yihadistas y seguirá atacándolos por aire en Irak.
El ataque tuvo lugar en una mezquita sunita de Hamrin, en la provincia de Diyala (al noreste de Bagdad), cuando los fieles participaban en la tradicional oración musulmana de los viernes. Unos milicianos chiitas dispararon a los fieles, dejando al menos 70 muertos y 20 heridos, informaron agentes y médicos iraquíes.
El ataque parecía ser una venganza por la muerte de milicianos en enfrentamientos o en un atentado en la zona.
Irak es desde hace un año el sangriento escenario de atentados casi diarios, principalmente contra la comunidad chiita y las fuerzas de seguridad, aunque estos ataques se hayan reducido desde que los tras el inicio de la ofensiva de los sunitas yihadistas, el 9 de junio.
En el frente de guerra, las fuerzas kurdas e iraquíes intentaban comerle terreno a los yihadistas en el norte, tras haber logrado recuperar el domingo la estratégica represa de Mosul, con el apoyo áereo estadounidense y las armas entregadas por algunos países occidentales.
Su objetivo principal ahora es recuperar la localidad de Jalawla, que los yihadistas tomaron el 11 de agosto.
Desde el otro lado de la frontera, en Siria, el EI, que se enfrenta tanto a los rebeldes moderados como al régimen de Bashar al Asad, perdió a 70 hombres en las últimas 48 horas en los combates contra el ejército, que intenta mantener el último bastión que le queda en le provincia septentrional de Raqa.
- Parálisis -
Frente a la violencia en estos dos países vecinos, la ONU se sumó a la presión criticando este viernes por boca de su Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, la "parálisis" de la comunidad internacional, que según ella está dando alas "a los asesinos, los destructores y los torturadores".
En medio de las divisiones internacionales, que impiden encontrar una salida negociada al conflicto sirio, Washington y varios aliados europeos han optado por entregar armas a las fuerzas kurdas de Irak que luchan contra el EI.
Estados Unidos está preparando además una estrategia a largo plazo para erradicar a este grupo sunita ultrarradical, calificado de "cáncer" por el presidente Barack Obama.
Estados Unidos, que el 8 de agosto empezó a bombardear por aire a los yihadistas para prevenir un "genocidio" contra minorías religiosas como los yazidíes y los cristianos, ha subido todavía más el tono desde el espantoso asesinato del periodista James Foley, difundido este martes.
El EI es más "sofisticado y mejor financiado que cualquier otro grupo que hayamos conocido. Va más allá que cualquier otro grupo terrorista", declaró el jueves el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel.
Ahora, el EI amenaza con matar a un segundo rehén norteamericano, Steven Sotloff, también periodista, si siguen las operaciones aéreas del ejército estadounidense en Irak.
- Luchar contra los yihadistas en Siria -
No obstante, para derrotar a este grupo sunita radical que proclamó el "califato" en los territorios bajo su control en Irak y Siria, habrá que atacarlo en ambos países, según el jefe de Estado Mayor norteamericano, el general Martin Dempsey.
"Esto será posible cuando tengamos una coalición capaz de derrotar al Estado Islámico", según el general Dempsey.
El miércoles, Obama llamó a "los gobiernos y los pueblos de Oriente Medio" a ayudar a Washington contra el EI.
El jueves, Estados Unidos mantuvo la presión sobre los yihadistas con seis nuevos ataques aéreos contra sus posiciones en Irak, cerca de la presa de Mosul. Desde el inicio de la campaña aérea, Washington ha efectuado 90 ataques.
Por su lado, la Agencia de la ONU para los Refugiados prosigue su operación logística masiva para garantizar la entrega de ayuda en el norte de Irak a las alrededor de 700.000 personas que huyeron del EI, en su mayoría cristianos y yazidíes, y que han encontrado refugio en el Kurdistán.