La violencia entre miembros de la etnia budista rajin y los musulmanes rohingyas, en el oeste de Birmania, se reanudó todavía con más fuerza tras varias semanas de calma y dejó al menos 20 muertos desde el domingo, obligando a miles de civiles a huir, que se suman a los 75.000 desplazados en junio.
Los enfrentamientos se reanudaron en varias zonas del Estado de Rajin, incluidos varios pueblos de difícil acceso, donde los balances tardarán tiempo en llegar a las autoridades.
"Por lo menos 20 personas ya murieron en los conflictos desde el 21 de octubre", dijo a la AFP el portavoz del gobierno rajin, Myo Thant, que indicó que más cuerpos están siendo conducidos hacia los hospitales.
"El balance total podría alcanzar los 50 muertos", aseguró. Otro responsable local confirmó, bajo anonimato, la probabilidad de un balance de 50 muertos.
Por otro lado, al principio del día, se contabilizaron 80 heridos, todos de la etnia rajin, en un balance que no tenía en cuenta a los heridos rohingyas que también podrían ser numerosos.
La violencia entre budistas de la etnia rajin y los musulmanes rohingyas, una minoría musulmana apátrida considerada por la ONU como una de las más perseguidas del mundo, dejaron, al menos, 110 muertos desde junio, según cifras oficiales, que muchas organizaciones consideran muy por debajo de la realidad.
Por su parte, las Naciones Unidas expresaron su "alarma" en un comunicado ante esta escalada brutal y ante el número de desplazados que amenazan con desbordar las infraestructuras.
"La ONU está alarmada por los informes sobre una reanudación de los conflictos intercomunitarios en diversos lugares del Estado de Rajin, que dejaron varios muertos y obligaron a miles de personas, incluidas mujeres y niños, a huir de sus casas", declaró el responsable de la ONU en Rangún, Ashok Nigam, reclamando un "acceso total" a las dos comunidades.
Hasta el momento, unas 75.000 personas, en su mayoría musulmanas, fueron desplazadas.
Los 800.000 rohingyas de Birmania, confinados en el Estado de Rajin, están privados de nacionalidad y están considerados por las autoridades como inmigrantes ilegales procedentes del vecino Bangladés.
Antes de que el nuevo balance sea anunciado por las autoridades, un portavoz de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), informó de la llegada de desplazados, en ocasiones en barco, hacia la capital del Estado de Rajin. "Esta gente se dirige a los campos de desplazados cerca de Sittwe, que ya están superpoblados, lo que se convertirá en una fuente de inquietud", dijo Vivian Tan.