Un kamikaze hizo estallar los explosivos que llevaba durante un funeral en una mezquita del norte de Irak este miércoles, causando la muerte de por lo menos 42 personas y devastando este lugar de culto.
Este atentado, el más mortífero de los últimos seis meses, hirió a 75 personas más y podría acentuar las tensiones en el país, en momentos en que aliados o exaliados del primer ministro Nuri al Maliki lo acusan de autoritarismo y tienen lugar manifestaciones antigubernamentales en varias zonas del país desde hace más de cuatro semanas.
La explosión se produjo en la mezquita Saida al Chuhada en Tuz Jurmatu, a 175 km al norte de Bagdad, mientras se celebraba una ceremonia funeraria por un familiar de un responsable político.
Según Niyazi Moamer Aghlu, secretario general del consejo regional del que depende Tuz Jurmatu, murieron 42 personas y otras 75 resultaron heridas.
"El kamikaze logró entrar y hacerse explotar en medio de fieles de luto", declaró el alcalde de Tuz Jurmatu, Shallal Abdul.
El martes, al menos 25 personas habían muerto y otras decenas resultaron heridas en varios atentados con coche bomba en Bagdad y sus alrededores y en el norte de Irak, interrumpiendo un período de relativa calma, consecutivo a la ola de violencia de la semana pasada.
Según fuentes médicas o de las fuerzas de seguridad, los atentados más sangrientos tuvieron lugar en un punto de control militar, una base militar y un barrio poblado mayoritariamente por chiitas, la confesión de Maliki.
Se trata de la primera serie de atentados, luego de cuatro días de calma relativa, consecutiva a los ataques del 15 y 17 de enero reivindicados por la rama iraquí de Al Qaida.
En los atentados del 15 y 17 de enero murieron al menos 88 personas, según un cálculo de la AFP.
Por otra parte, desde hace semanas, manifestaciones en zonas mayoritariamente sunitas, que cuentan con el apoyo de partidos miembros del gabinete de Maliki, piden la renuncia del primer ministro.
En un gesto hacia los manifestantes, las autoridades anunciaron el martes la liberación de 888 detenidos desde el 7 de enero, a los que se agregan 1.041 presos liberados bajo fianza.
Las manifestaciones se iniciaron pocos días después del arresto de guardaespaldas del ministro de Finanzas, el sunita Rifaa al Isawi.
Además, varios ministros de su gobierno han criticado a Maliki, acusándolo de autoritarismo y sectarismo, pocos meses antes de la realización de elecciones provinciales.
Estos comicios, previstos dentro de tres meses, son las primeras elecciones que habrán de tener lugar en Irak desde hace tres años y darán una idea de la popularidad de Maliki y sus adversarios.
Estos desacuerdos políticos se empezaron a expresar abiertamente en diciembre de 2011, cuando se retiraron las últimas tropas estadounidenses del país. El bloque laico Iraqiya acusó a Maliki de ejercer el poder de modo autocrático.
Los desacuerdos se intensificaron en torno al reparto de ingresos del petróleo entre la región autónoma kurda y el poder central.
AFP