Los equipos de rescate chinos continuaban buscando entre los escombros de los edificios derrumbados supervivientes de los dos terremotos que el lunes sacudieron la provincia china de Gansu, en el noroeste del país, causando la muerte de al menos 89 personas.
La televisión estatal CCTV mostraba imágenes de soldados escavando en la arena para llegar hasta casas sepultadas por los deslizamientos de tierra en Gansu.
Los heridos grave eran trasladados en helicóptero hasta la capital provincial de Lanzhou, donde se encuentra el hospital más cercano.
El lunes por la mañana, un sismo de magnitud 5,9 sacudió la región de Gansu seguido de una fuerte réplica de magnitud 5,6, con unos epicentros situados a tan sólo 10 km de profundidad, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Por ello, mucha de la energía liberada fue transmitida a la superficie donde causó estragos.
La agencia de noticias estatal china Xinhua informó de que las primeras estimaciones revelaron que al menos 5.785 casas se derrumbaron y que otras 73.000 quedaron muy dañadas.
El lunes por la noche, el balance oficial era de 89 muertos y unas 600 personas gravemente heridas, según las autoridades de la ciudad de Dingxi, una subdivisión administrativa que incluye a los distritos más afectados por los temblores.
A lo largo del lunes, cientos de réplicas se registraron en esta región de escarpadas montañas.
Aunque Gansu es una provincia en gran parte desértica y la menos densamente poblada del país, la región de Dingxi registra una fuerte concentración de granjas y pueblos.
Según la cadena de televisión CCTV, se levantaron tiendas de campaña para albergar centros de ayuda en los que se ofrece a los habitantes agua, fideos y mantas.
Durante toda la noche, vehículos de rescate procedentes de Lanzhou viajaron hacia el sur de la provincia para llegar hasta la zona del desastre.
Muchos socorristas procedentes de provincias vecinas se negaron a descansar durante la noche para poder llegar al lugar lo más rápido posible y unirse a las operaciones de búsqueda de supervivientes.
"Sabemos que la carretera es más peligrosa por la noche, pero no nos podíamos permitir perder un segundo", indicó un socorrista que voló desde Pekín hacia Gansu con una docena de voluntarios.
A continuación, este grupo se unió a un convoy de vehículos del ejército y de ambulancias que se dirigían hacia el distrito de Min, lugar del epicentro y la zona más afectada.
Las previsiones meteorológicas informaron de importantes precipitaciones y grandes nubes aparecían el martes por la mañana en la zona afectada por los sismos. Las tormentas podrían complicar la labor de los socorristas y provocar nuevos deslizamientos de tierra./AFP