LA CRISIS de la deuda en Europa centró los trabajos de los mandatarios de las potencias desarrolladas y emergentes del G20, reunidos en Cannes (sur de Francia), que se propaga ya a Italia y amenaza con hundir a la economía mundial en una nueva recesión. Las miradas han estado dirigidas en la crisis de Grecia, amenazada por el default.
Desde el primer ministro japonés Yoshihiko Noda, pasando por el presidente de Estados Unidos Barack Obama, o el de China Hu Jintao, todos coincidieron en que hay que resolver el problema de la deuda en Europa para evitar "una reacción en cadena" en el resto del mundo.
Los europeos pusieron de nuevo la presión en Grecia para que cumpla el acuerdo logrado el pasado 27 de octubre por los países de la Eurozona.
"La zona euro está preparada para seguir apoyando a Grecia, pero Grecia necesita respetar" el paquete de ayuda y "seguir cumpliendo el programa de la UE y el FMI", señalaron los presidentes de la Unión Europea Herman Van Rompuy y de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso, en un comunicado conjunto.
"Esto debe quedar claro como el agua", dijeron antes de apelar a la "unidad nacional y política" y al "sentido de la responsabilidad" de los griegos, tras la situación en que ha quedado el primer ministro Giorgos Papandreu, que parece obligado a dar marcha atrás a su criticada idea de convocar un referéndum luego de las divisiones generadas hasta en sus propias filas socialistas.
"Lo que cuentan son los actos", recordó la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, a la prensa congregada en la Cumbre del G20.
"Lo importante es que haya pronto un 'sí' a la decisiones del 27 de octubre", en referencia al paquete de ayuda acordado por la Eurozona, que prevé la quita del 50% de la deuda en manos privadas -unos 100.000 millones de los 350.000 millones de euros de su actual deuda- la recapitalización de los bancos afectados por su exposición y 100.000 millones de euros en un nuevo crédito.
La oposición reclama su renuncia y la creación de un gobierno de transición hasta la realización de nuevas elecciones.
Por el momento, los acreedores europeos y el FMI han bloqueado la entrega de 8.000 millones de euros del último tramo del crédito de 110.000 millones concedido en mayo del pasado año a Atenas. El ministro de Finanzas griego confesó que necesitan este dinero para evitar la quiebra del país para mediados de diciembre.
Pero los mercados siguen aumentando el cerco a Italia, cuyos bonos a diez años alcanzaron un nivel récord de 6,399%, síntoma de la persistente desconfianza de los inversores ante este país con una deuda de 1,9 billones de euros, equivalente al 120% de su PIB.
El jefe del gobierno italiano Silvio Berlusconi presentó a sus socios europeos las medidas anticrisis adoptadas la víspera y que debe someter al Senado la próxima semana mediante un voto de confianza, según una fuente gubernamental.
Por eso, los europeos tratan de dar forma rápidamente al Fondo de Estabilización Financiera (FEEF) para dotarle con poder de respuesta y poner un cortafuegos al contagio de pesos pesados como Italia o España, para lo que cuentan con los países emergentes.
China podría destinar 100.000 millones de dólares (73.000 millones de euros) a apoyar a la Eurozona, dijo ayer un miembro del comité de política monetaria del banco central al diario francés Le Figaro.
Brasil también ha reiterado su disposición a contribuir a través del Fondo Monetario Internacional para ayudar a Europa, aunque no habló de cantidades, señalaron fuentes diplomáticas brasileñas.