“Tatequieto” a pretensiones de Pekín | El Nuevo Siglo
Foto Xinhua
Jueves, 14 de Julio de 2016
Pablo Uribe Ruan

La Corte Permanente de Arbitraje, tribunal internacional con sede en La Haya, falló en contra de las pretensiones chinas en el Mar del Sur, agravando las tensiones entre China y sus vecinos. El tribunal  no sólo reconoció las pretensiones que presentaron los países demandantes, sino que también sentenció a Pekín al que calificó de violador del Derecho Internacional.

El caso fue presentado por Filipinas, en el 2013, ante la evidencia del expansionismo chino en la región. Pekín, quien no tomó con buenos ojos la sentencia, ahora tendrá que reacomodar sus tácticas geoestratégicas a fin de no ser señalado como un país proscrito. Más si se tiene en cuenta que el gigante asiático comenzó una etapa de recesión económica que tendrá que solventarse con el incremento del comercio exterior.

El fallo, además, representa un precedente jurisprudencial en las relaciones de China y la justicia internacional. Hasta antes de la apertura de Deng Xiaoping, en 1978, presidente reformador, el país no había tenido ninguna relación con los órganos internacionales, pese haber vulnerado normas internacionales cuando invadió y después se anexó el Tíbet en 1950.

Esta es la primera vez que el gobierno chino es citado por la justicia internacional por invadir aguas ricas en minerales y peces compartidas con países limítrofes como Filipinas, Indonesia, Malasia y Vietnam. China, de hecho, reclama el 90 % de esas aguas, convirtiendo su petición en algo ilusorio. 

En concreto, la controversia se presentó cuando China tomó el control del arrecife, Scarborough Shoal, en aguas del Mar del Sur, a más de 220 millas de Manila. Según The New York Times, Filipinas le pidió al tribunal que “declare sus derechos históricos” porque China actuaba en contra de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Mar (Convimar), ratificada por ambos países.

Al momento de estudiar las pretensiones, el tribunal se encontró con que China pretendía una posesión del 90% de las aguas del Mar del Sur de acuerdo a sus mapas históricos, cuyo tamaño representa el mismo de México.

El tribunal se refirió aquella pretensión aduciendo: 1) los derechos históricos que alega China se extinguieron al momento en que el país firmó normas internacionales que regulan la elaboración de zonas de control conforme a las distancias de las costas nacionales y 2) Si bien China había ejercido soberanía anterior en algunas islas en disputa, nunca lo tuvo una competencia exclusiva sobre esas aguas.

El panel, así mismo, dijo que la reivindicación de control exclusivo de las aguas de actividad económica no era válida en tanto China había tenido una conducta ilegal en las aguas de territorio filipino, terreno que es objeto de la controversia.

Citó, como parte de esa pretensión, el caso de la construcción de una pista de aterrizaje militar, bases navales y campos deportivos en una isla artificial en territorio de Filipinas. Cuando inició las construcciones se generó un gran debate en la comunidad internacional, que las entendió como un gesto evidentemente expansionista con los países del sur este asiático.  Pekín, no obstante, reiteró que tenía todo el derecho de declarar esa área como “Zona de Identificación de Defensa Aérea”.

¿Decisión vinculante?

La sensación final, como suele pasar con este tipo de decisiones de tribunales internacionales, es que el fallo  es vinculante pero no existe una obligación expresa para que China lo cumpla. En otras palabras, no pasa nada si no lo cumple; habrá un desacuerdo internacional por el  incumplimiento, pero nada más.

China es un gigante con ambiciones expansionistas como Rusia con Crimea. Habrá algunos que digan que Crimea históricamente siempre ha sido de los rusos por citar la historia, pero no los tratados. Lo mismo puede pasar con China y el Mar del Sur. Pero lo cierto es que existen unas normas internacionales que dicen lo contrario. 

Pekín, en todo caso, ha dicho que no va cumplir el fallo. No sólo lo hace por el contenido de la conclusión final, sino porque nunca asistió al tribunal, desconociendo así  su competencia.  Su argumento fue que el tribunal no tenía jurisdicción para decidir sobre este tipo de controversias sobre el territorito, ya que ésta se limita exclusivamente a decidir acerca de temas que involucren las aguas, más no en temas territoriales como islas y arrecifes.

Filipinas, por su parte, celebró el fallo con mesura. Perfecto Yasay Jr., ministro de Asuntos Exteriores, dijo que la sentencia fue “significativa” y pidió a "todos los interesados ​​a actuar con moderación y sobriedad".

No se sabe, por el momento, cómo Xi Jinping va reaccionar ante el fallo. La presión que tiene al interior del Partido Comunista es muy alta y sabe que perdió en todos los puntos del fallo. Entonces quizá tome el camino del diálogo y la diplomacia con los países limítrofes del Mar del Sur o adopte una posición de ataque y se eche encima la comunidad internacional, aquella que sedujo en los últimos años.