Tan cerca... pero tan lejos | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Enero de 2013

No obstante estar sentados a la misma mesa de conversaciones en La Habana y de compartir una misma agenda y unas reglas de "fuego", se hallan tan cerca pero tan lejos. El Gobierno quiere una paz cosmética y la guerrilla una paz de hecho, en donde la tierra nos pertenezca a todos. La insurgencia quiere una constituyente y por lo tanto un revolcón institucional, eso sí, con bloque de constitucionalidad por anticipado.

 

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Un bloque de constitucionalidad. Las Farc no solo se acogen al Derecho Internacional Humanitario sino que para alegar la condición de víctimas piden la repatriación de los cadáveres de sus hombres del Ecuador y evocan el genocidio de la Unión Patriótica. Introducen la tesis de la asimetría en el conflicto, resaltando "el ataque descomunal de la fuerza pública para justificar el uso de armas no convencionales como minas antipersonales, tatucos y  cilindros bomba, entre otros”.

 

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Unos convenios especiales. Adicionalmente, las Farc le piden a la Cruz Roja Internacional elevar a la categoría de Convenios Especiales el acuerdo firmado con el Gobierno Nacional el 26 de agosto de 2012 solo con el fin de hacerlo valer como parte del bloque de constitucionalidad colombiano.

 

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Dejar ver sus diferencias. No es gratuito que en la mesa las partes deban sentarse en orillas diferentes. Así lo demuestra la carta abierta enviada a los medios de comunicación por alias Mauricio Jaramillo, miembro del Secretariado de las Farc y jefe de la comisión de esa guerrilla, en el encuentro exploratorio. En la misiva marca sus distancias con Enrique Santos Calderon, hermano mayor del Presidente y miembro de la comisión exploratoria del Gobierno.

 

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El itinerario. 1) Gobierno y Farc logran sentarse de nuevo, tras la ruptura de los diálogos del Caguán y la recuperación del territorio, gracias a la política de seguridad democrática que arrinconó a la guerrilla en lo más profundo de la selva.

2) Se acordó un lugar en el exterior a pesar de que las Farc, a través de Mauricio Jaramillo, dicen haberle demostrado al Gobierno la posibilidad de un punto de encuentro en el territorio nacional. La primera fue en Mitú. Se convino un lugar en el exterior para el desarrollo de las conversaciones: La Habana.

3) Se escogieron de común acuerdo los países observadores y garantes.

4) Se definieron unas reglas de "fuego".

5) Se aprobó una agenda común.

 

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Y tan lejos. La diferencia de clases. Señala en su misiva el miembro del Secretariado: "No todos miramos los acontecimientos desde la misma óptica, lo cual se nota sobre manera cuando se trata de hechos con trascendental significación política, en los cuales la visión de clase ejerce una poderosa influencia. Un integrante de la más rancia oligarquía capitalina describirá siempre sus experiencias desde un modo radicalmente distinto a como lo hacen los alzados en armas”, como los pinta el cantautor argentino Alberto Cortéz en Los Ejecutivos o en su Pequeño Burgués.