La televisión nacional PTV anunció que la máxima jurisdicción del país había dado lectura formalmente a los cargos contra el jefe del Gobierno, Yusuf Raza Gilani, quien puede ser condenado a seis meses de reclusión y en caso de condena perdería su cargo.
El primer ministro no está implicado en el caso llamado de "las cuentas suizas" de Zardari, sino que está acusado de desacato al Supremo por no haber reclamado a Suiza, tal como le ordenaba la corte en 2009, la reapertura de una investigación sobre el muy impopular jefe del Estado.
Gilani había invocado la inmunidad judicial del presidente en ejercicio, un argumento rechazado por el Supremo en primera instancia y en apelación.
El origen del escándalo se remonta a 2007, cuando el entonces presidente de facto, el general Pervez Musharraf, concluyó una alianza secreta con Benazir Bhutto, líder de la oposición recién retornada del exilio, para una división del poder luego de las elecciones legislativas de 2008.
En ese contexto, se decretó una amnistía general que exoneró a más de 8.000 personas (incluyendo a Bhutto y su esposo, Zardari) de todos los cargos de corrupción.
Después del asesinato de Benazir Bhutto en diciembre de 2007, Zardari -ya entonces llamado comúnmente "Señor 10%" por las comisiones que cobraba- fue elegido presidente por el Parlamento.
En 2009, la Corte Suprema anuló la amnistía que liberaba a Zardari de procesos judiciales, en particular en un caso de presunta malversación de fondos públicos en los años 1990 y traspasados a cuentas en Suiza.
La Corte había instado al Gobierno a reclamar a la justicia suiza que iniciara procedimientos judiciales, lo que nunca hizo.
La severidad del tribunal pone aún en mayor dificultad al jefe del Estado y al gobierno, ambos muy impopulares, acusados de corrupción y de mala administración, enfrentados a la hostilidad creciente de las poderosas fuerzas armadas, todo ésto en un contexto de crisis económica aguda.
Recientemente, los máximos jefes castrenses (que han dirigido el gobierno directamente en más de la mitad de la existencia del Estado paquistaníes y dominaron a los gobiernos civiles el resto del tiempo) advirtieron al jefe del Estado que no harían nada por defenderlo.
Según esos jefes militares, Zardari habría solicitado en 2011 el apoyo de Estados Unidos para contrarrestar el poder de los militares.
En un país tan meticulosamente celoso de la soberanía nacional y profundamente anti estadounidense, esta acusación contra Zardari, si llegase a ser probada un día, podría convertirse en un cargo de "alta traición".
Los tropiezos políticos en Pakistán son acompañados con atención por las potencias occidentales, ya que se trata de la única potencia militar nuclear del mundo musulmán y además enfrente una ola de atentados de islamistas radicales.
Las regiones tribales del noroeste de Pakistán constituyen el principal santuario de combatientes de la red Al Qaida en todo el mundo, y además la retaguardia de los talibanes afganos.