Suramérica: ¿revelarán el secreto del gasto militar? | El Nuevo Siglo
Martes, 20 de Marzo de 2012

Dos informes recientes prenden alertas: Venezuela pasó de ocupar el lugar 46 en la lista de importadores de armas a la casilla 15. El presupuesto de EU superó a otros nueve países que más gastan, entre los que figura Brasil, décimo mundial y primer latinoamericano

A mediados de marzo la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) deberá presentar lo que se denomina el “libro blanco” del gasto militar en la región.
Se trata, sin duda, de un avance muy importante en una región que en la década pasada, con Venezuela a la cabeza, dio un nuevo impulso a la llamada “carrera armamentista” que prendió las alarmas en todo el planeta.
Por lo mismo, que los países de la parte sur del continente hayan decidido hacer públicos sus respectivos gastos en defensa táctica y estratégica no sólo es un hecho de grandes implicaciones geopolíticas, sino que evidencia el clima de distensión que se ha aclimatado entre las naciones.
No hay que olvidar que persiste la diferenciación ideológica y política entre países de la izquierda socialista como Venezuela, Ecuador y Bolivia, con otros ubicados más en el centro y la centro-derecha del espectro, como Chile, Perú y Colombia.
La información específica sobre este tipo de gastos fue acordada en noviembre pasado por el Consejo de Defensa de la Unarsur.
Es más, a finales de enero Chile, Ecuador, Argentina, Uruguay, Colombia y Paraguay, seis de los doce miembros de la Unasur, presentaron sus respectivos informes.
"Que la consolidación de la paz en la región y la solución definitiva de los conflictos entre países permitan romper el secreto del gasto militar. Esto es un paso histórico y un cambio radical de escenario en la región", declaró en ese entonces el ministro de Defensa ecuatoriano, Javier Ponce.
También se avanza ya en la construcción de una metodología común en medición de gastos militares, puesto que no tiene punto de comparación el gasto en defensa de países como Brasil (con una industria armamentista de alto espectro) frente al de Bolivia. O el de Colombia, que afronta un conflicto armado interno, con el de Uruguay. O el de Paraguay, que no tiene mayores problemas de orden público, con el de Venezuela, que gracias a los ingresos petroleros decidió modernizar todo su arsenal táctico y estratégico.

Cifras que asustan
La expectativa por conocer a cuánto asciende esa gasto militar nación por nación es alta, más aún teniendo como antecedentes informes como el del el Instituto Internacional de Investigación para la paz (SIPRI) que en el primer semestre del año pasado indicó que América del Sur fue en 2010 la región del mundo que más aumentó sus gastos militares en un año (+5,8), invirtiendo 63.600 millones de dólares.
Los responsables del informe advirtieron, entonces, que “este aumento continuo en América del sur es sorprendente dada la ausencia de real amenaza militar para la mayoría de los países de esta región y la existencia de necesidades sociales más urgentes".
Y el informe de este año del Sipri es más preocupante para la región, puesto que según informó el domingo pasado las importaciones de armas convencionales en el mundo aumentaron sensiblemente en los últimos años, en particular en Asia, mientras Estados Unidos y Rusia seguían siendo los principales exportadores.
Hasta allí no hay nada raro, dado que se trata de las principales potencias del mundo. Sin embargo, el mismo informe señala que Venezuela pasó de ocupar el 46º lugar en la lista de importadores a ocupar el 15º, tras aumentar sus importaciones un 555% entre los períodos de 2002-2006 y 2007-2011.
El hecho no sorprende para nada. En noviembre pasado, por ejemplo, el presidente venezolano, Hugo Chávez, anunció que "pronto" llegarían al país sistemas de defensa antiaérea que su gobierno compró a Rusia, así como nuevos tanques y unidades de artillería.
"Nos hace falta para la defensa del país", justificó el mandatario venezolano, para que "…que nadie se atreva a venir acá a aplicarnos la fórmula libia”. Lo cierto es que desde 2005, Venezuela ha adquirido de Rusia más de 6.000 millones de dólares en aviones Sukhoi, helicópteros de combate, fusiles, tanques T-72 y un número no precisado de misiles de defensa antiaéreos S-300.
Incluso ambos gobiernos acordaron un crédito de Rusia a Venezuela para la "cooperación técnico militar" por 4.000 millones de dólares, que se hará efectivo en los próximos dos años.
Esa alianza así como las compras de armas que Venezuela también realizó a China y su acercamiento a regímenes contrarios a Washington como Irán, tiene preocupado a Estados Unidos, que no sólo considera injustificado ese alto gasto militar, sino que ha manifestado su preocupación sobre el destino de los equipos sobrantes, pues podrían terminar en manos de la guerrilla colombiana.
Hace dos semanas otro informe, esta vez el del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), advertía que con la crisis y los planes de ajuste, el gasto militar de los países de Europa debería ser superado por primera vez este año por el de Asia.
Lo interesante de este estudio es que al referirse a que el gasto militar en Estados Unidos totalizó unos 73.900 millones de dólares en 2011, contra 89.800 millones en China, su más inmediato perseguidor, el informe señala que el presupuesto norteamericano superó con creces el de los otros nueve países que más gastan, entre los que figura Brasil, décimo mundial y primer latinoamericano, con 36.600 millones de dólares.
De acuerdo con el informe, las medidas de ajuste presupuestario obligaron a Brasil a aplazar hasta nuevo aviso varios proyectos en materia de defensa, sobre todo la compra de 36 aviones de combate para su fuerza aérea.
Y agregó que en toda América Latina, el gasto en defensa aumentó un 9,3% en términos reales en 2011, hasta un total de 66.100 millones de dólares, aunque si se tienen en cuenta las fuertes tasas de inflación y las apreciaciones de las monedas se redujo un 2,7%.

Cumbre en Cartagena
Precisamente el 3 y 4 de mayo se realizará en Cartagena una reunión de los ministros de Defensa, Justicia e Interior de la Unasur para tratar los temas del crimen trasnacional y las nuevas amenazas a la seguridad regional.
Días después, Quito acogerá un seminario técnico sobre Seguridad y Defensa Suramericana, en el cual se examinarán los avances del Centro de Estudios Estratégicos de Defensa (CEED) con sede en Buenos Aires, cuyo objetivo es generar una doctrina regional en el tema de la defensa.
Hasta el momento parecería claro que una carrera armamentista en la parte sur del continente no tiene futuro. Es más, la propia secretaria general de la Unasur, la ex canciller colombiana María Emma Mejía, dijo meses atrás que la política de defensa sudamericana, en la medida en que se reducen los problemas fronterizos y conflictos internos, tenderá a un resguardo conjunto y estratégico de los recursos naturales.
Advirtió que "no se trata de fijar una política de defensa para cuidar como si nos fueran a robar esos recursos, pero en la medida que se disminuye la presión militar tradicional fronteriza o de conflictos internos en los países sudamericanos, veo cada vez más unos ejércitos y una política de defensa común hacia esos grandes activos y en eso tendremos que trabajar".
Incluso cuando fue consultada sobre recelos que había a finales del año pasado por los gastos en defensa de países como Venezuela y Chile, señaló que "si puede haber una inquietud, yo diría que comparada al resto del mundo la carrera armamentista en América del Sur es un mito. Esta es una zona de paz. No es un cliché ni es una declaración retórica".