Sudáfrica despliega ejército contra la violencia xenofóbica | El Nuevo Siglo
Martes, 21 de Abril de 2015

El ejército sudafricano comenzó a desplegarse en el suburbio de Alexandra en Johannesburgo, para mantener el orden y asistir a la policía en la lucha contra la violencia xenófoba, que en las dos últimas semanas ha dejado siete muertos.

 

Demandado por las asociaciones de la diáspora africana en Sudáfrica desde hace varios días, la movilización excepcional de los militares es "el último recurso", declaró la ministra de Defensa, Nosiviwe Mapisa-Nqakula.

"La decisión no ha sido tomada a la ligera", subrayó en rueda de prensa. 

"El ejército será empleado como fuerza de disuasión contra la criminalidad", declaró en una visita al suburbio de Alexandra, donde durante la noche se produjeron nuevos incidentes. 

La titular de Defensa subrayó que el papel del ejército no era sustituir a la policía. Es "precisamente porque no somos un Estado militarizado" que las fuerzas del orden están interviniendo de forma gradual, señaló.

"Estamos desplegando tropas también en Kwazulu-Natal (provincia del este del país, donde comenzaron los altercados y donde se encuentra la ciudad de Durban). Es nuestra responsabilidad garantizar que todo el país vaya bien", añadió. 

El ejército no se desplegaba por razones similares desde mayo de 2008, cuando otro arranque de violencia xenófoba dejó 62 muertos.

El gobierno de Jacob Zuma también recurrió a los militares durante las sangrientas huelgas de los mineros de Marikana. 

 

La presencia del Ejército en los suburbios recuerda al periodo no tan lejano de los años noventa, cuando la violencia era la del régimen racista del apartheid y se ejercía contra la mayoría negra.

A pocos días de la fiesta nacional, que tendrá lugar el próximo lunes para celebrar el 21 aniversario del derecho al voto de los negros, el gobierno trata a marchas forzadas de restablecer la calma y la reputación del país.

En Alexandra, la noche pasada, una pareja de Zimbabue era agredida, aunque "ya salieron del hospital y están fuera de peligro", afirmó la ministra.

 

- Duro golpe económico y diplomático -

 

El sábado pasado, un mozambiqueño,  Emmanuel Sithole, fue apuñalado hasta la muerte en ese suburbio donde se hacinan 400.000 personas viviendo en la pobreza. 

Sus cuatro presuntos agresores fueron llevados el martes ante el juez, que los ha mantenido en detención. 

Oficialmente, la violencia ha dejado siete muertos -tres sudafricanos y cuatro extranjeros, entre ellos, un etíope quemado vivo en su casa-, según la policía, si bien el balance no es totalmente fiable.

Los altercados también han dejado varios miles de desplazados, entre ellos más de 900 que decidieron ser repatriados.

 

De regreso en su país de origen, los había que juraban que no volverían, como Trust Mhlanga, obrero zimbabuense empleado en BTP desde hacía cuatro años en Durban.

"Lo he perdido todo", explicaba uno de sus compatriotas, Melusi Ndiweni, en tránsito hacia la frontera. 

"Una multitud enfurecida vino cantando y gritando con palos y machetes. Logré huir con mis papeles y la ropa que llevaba puesta. Me habrían matado si no hubiera logrado escaparme".

Sudáfrica acoge a dos millones de inmigrantes africanos oficialmente registrados, junto a numerosos refugiados y sin papeles.

Los altercados reflejan la frustración de la mayoría negra, que sigue viéndose privada del acceso a una educación de calidad, a salarios decentes o simplemente, a un trabajo. 

En un momento en que Pretoria ha decidido apostar por el turismo y tiene la costumbre de agitar la imagen de Nelson Mandela como estandarte diplomático, estos episodios violentos son un duro golpe económico y diplomático para el país.

 

"Vamos a tener que trabajar muy duro", lamentaba Tokyo Sexwale, una de las figuras del ANC en el poder y embajador de la lucha contra el racismo en el seno de la federación internacional de fútbol (FIFA).