Una sorpresiva huelga que paralizó el miércoles cinco líneas de trenes y que afectó a unos 2,7 millones de usuarios que usan el servicio a diario en Buenos Aires y su poblada periferia, generó incidentes en una estación ferroviaria de la capital argentina.
Grupos de jóvenes atacaron con piedras el ingreso a la terminal de Constitución, una de las más concurridas de Buenos Aires, y rompieron vidrios y vidrieras e intentaron incendiar varios comercios.
"Esto fue un paro salvaje, sorpresivo y repudiamos todo lo sucedido en los servicios ferroviarios", dijo Florencio Randazzo, ministro del Interior y Transporte en conferencia de prensa tras los incidentes.
Frente a la terminal de Constitución, donde circulan numerosas líneas de ómnibus, miles de personas se apiñaron en la hora pico y tuvieron que hacer filas de hasta 200 metros para subirse a algún vehículo y poder llegar a sus hogares.
Los atacantes se dispersaron luego de la llegada de un importante contingente de fuerzas de seguridad, según imágenes transmitidas por la televisión.
"Hemos visto grupos organizados de delincuentes que provocaron destrozos", sostuvo Randazzo y precisó que 18 personas habían sido detenidas, tres de ellas menores de edad.
El ministro responsabilizó por lo ocurrido al sindicato ferroviario La Fraternidad, que había convocado a la huelga, y adelantó que el jueves el gobierno presentará una denuncia penal contra el sindicato y su titular Omar Maturano.
El gremio había explicado horas antes que había convocado la protesta porque no habían cobrado el aguinaldo: "Hasta que no nos paguen, no levantamos la medida", había advertido el dirigente Horacio Caminos en declaraciones a Radio 10.
Randazzo insistió en la rueda de prensa en que el pago estará disponible mañana jueves.
Para el funcionario, la medida de fuerza no está relacionada con problemas de cobro, sino con la decisión de colocar cámaras de video en las cabinas de los maquinistas.
Esta medida se enmarca en un plan para reforzar la seguridad que incluye el control de alcoholemia a los motorman y la instalación de cámaras en las estaciones, tras los graves accidentes de los últimos meses que provocaron más de 50 muertos y centenares de heridos.
Uno de los accidentes tuvo lugar el 16 de junio en Castelar (30 km al oeste de Buenos Aires) con tres muertos y 155 heridos en la línea Sarmiento.
En la misma línea tuvo lugar una tragedia el 22 de febrero de 2012, cuando 51 personas perdieron la vida y 700 resultaron heridas al embestir una formación el parachoques de la terminal del barrio de Once, en la capital argentina.
La huelga afectó a cinco de las seis líneas metropolitanas, que son Mitre, Sarmiento, San Martín, Roca y Belgrano Sur, por las que circulan unos 2,7 millones de pasajeros al día./AFP