LA SEMANA que termina cierra con una polémica de alto impacto. El comandante de las Fuerzas Militares, general Alejandro Navas Ramos, anunció que se estudia una iniciativa para crear una sola categoría de soldado en Colombia, el “soldado universal”, eliminado así las clasificaciones vigentes de “bachiller”, “campesino” y “regular”.
La controversia tuvo aún más eco porque se dio en el marco de las duras críticas de algunos sectores nacionales a la Fuerza Pública por el ataque de las Farc en Arauca en donde, por un “error táctico”, perdieron la vida un suboficial y diez soldados regulares.
Según Navas “el soldado regular es el que no es bachiller, pero gracias a todos estos vientos de desarrollo y culturales ya casi todos los ciudadanos, la juventud, es bachiller. Ese soldado tiende a desaparecer…”.
¿Se requiere, entonces, un revolcón de esta índole en el sistema de reclutamiento del país? ¿Los ataques de las Farc se facilitan por la disminución del pie de fuerza de soldados “regulares” o un bajo entrenamiento de los mismos antes de ser enviados a zonas de combate?
Lo cierto es que actualmente Colombia cuenta con 77.763 soldados profesionales y 69.670 regulares. Es decir, que el número de uniformados especializados en combate (y a los que se les paga una remuneración por su tarea) es superior al de quienes, sin ser bachilleres, prestan el llamado servicio militar obligatorio.
EL NUEVO SIGLO habló con varios altos mandos castrenses sobre cuál es la realidad del sistema de reclutamiento.
Según el coronel Edgar Javier Rivas Escobar, Jefe de Atención al Usuario de la Jefatura de Reclutamiento del Ejército, todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo exijan, para defender la independencia nacional y las instituciones públicas, con las prerrogativas y las exenciones que establece la ley. Art. 3 Ley 48 de 1993.
“En Colombia se cuenta con el servicio militar de los soldados regulares, el servicio militar campesino y el servicio militar bachiller. Ingresan como soldados regulares los jóvenes mayores de 18 años de edad que no terminaron sus estudios de secundaria y que tampoco adelantan sus estudios; el soldado campesino presta su servicio militar directamente en el municipio o área circunvecina a su residencia; y el bachiller lo presta cuando obtenga su título y la mayoría de edad. Reclutamiento podrá incorporar a partir de la mayoría de edad del conscripto hasta cuando cumpla 28 años”, precisó el alto oficial.
De acuerdo con el coronel, un soldado regular presta de 18 a 24 meses de servicio, el bachiller durante 12 meses, el mismo tiempo que un Auxiliar de Policía bachiller, mientras que el soldado campesino va de 12 hasta 18 meses.
Interrogado sobre las declaraciones de Navas en torno a problemas en la cuota de soldados regulares, el coronel Rivas indicó que “sí, se registran dificultades, especialmente, con el personal del servicio militar regular, porque muchos de los jóvenes ahora terminan la secundaria y, por supuesto, que ingresan a la modalidad del bachiller tanto en las filas de las Fuerzas Militares como en la Policía Nacional”.
“… En tiempos de paz los reemplazos se efectuarán por el sistema de conscripción mediante la incorporación y licenciamiento de contingentes… Y en tiempo de guerra los reemplazos se harán en la forma que establezca directamente el Gobierno, a través de decretos de movilización y de acuerdo con la evolución del conflicto”, precisó.
Frente a las críticas sobre la preparación de los soldados regulares, el alto oficial indicó que “todos los jóvenes que ingresan al servicio militar obligatorio deben cumplir con una serie de requisitos y parámetros, como exámenes de aptitud sicofísica y, además, deben someterse a tres rigurosos y exigentes exámenes médicos”.
Entrenamiento reconocido
En cuanto a si existen fallas en la preparación de los uniformados, el general Ricardo Melo Quijano, quien está al frente de la Jefatura de Educación y Doctrina del Ejército, afirma que la instrucción y preparación del soldado regular en Colombia es un referente para los ejércitos de América Latina e incluso en otras latitudes.
Indicó que por la exigencia en el combate, ese uniformado puede convertirse en profesional dada su experiencia en la lucha contra la subversión, terrorismo, narcotráfico y las llamadas bandas emergentes al servicio del narcotráfico (Bacrim).
Melo Quijano afirmó que no todos los jóvenes que cumplen la mayoría de edad (18 años) prestan servicio militar, ya que hay un previo proceso de selección para garantizar que los mejores y más capacitados entren a las filas de Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Policía.
“Los soldados regulares en la primera fase reciben una serie de instrucciones que los capacitan parta prestar el servicio militar obligatorio ¿En qué consiste esta fase? Tenemos 16 semanas de entrenamiento que los capacita, iniciando desde lo más elemental, como es la colocación de las botas y vestir el uniforme militar, o el conocimiento de los grados y distintivos militares. Luego va escalando en el nivel de complejidad hasta formarlos verdaderos soldados combatientes”, explicó el general.
Para alcanzar esta última instancia los uniformados, según el alto mando, deben cumplir una exigencia física, pleno conocimiento en armamento, del enemigo y la destreza en la instrucción de tiro.
Interrogado en torno a si los soldados regulares deben hacer un curso de combate, el general Melo Quijano respondió que “ese es un paso obligado, una vez tengan pleno conocimiento en el manejo de las armas, la destreza en el campo de tiro y demás requerimientos, deben cumplir y pasar el curso básico de combate durante seis semanas”.
Explicó que ese es un curso muy exigente para capacitarlos y complementar su formación de combatientes. “La preparación termina con otra fase de especialistas en las armas, es decir, que el soldado regular escoge el arma en la que se desempeña mejor. Es decir, un muchacho puede especializarse en morteros, en el empleo de ametralladoras, en lanzagranadas múltiples, explosivos y otros optan por estudiar y volverse enfermeros de combate”, sostuvo el alto mando.
Tras ello, el soldado regular, una vez recibe todo este bagaje de conocimientos, debe sustentar el aprendizaje a través de unas competencias.
“El soldado regular una vez cumple todos los procedimientos, entrenamientos, manejo de armas y jura bandera, queda listo para ingresar a las áreas de operaciones”, indicó el general Melo.
Caso Arauca
En cuanto a los uniformados asesinados por la guerrilla en Arauca, el alto oficial indicó que el Ejército cuenta con batallones de instrucción, entrenamiento y reentrenamiento “y los soldados asesinados en el Arauca habían asistido a esa unidad militar y fueron capacitados para salir al área de operaciones”.
Sobre las versiones en torno a lo que pasó allí fue un ‘error táctico’, el general Meno sostuvo que “no podría hablar sobre este aspecto hasta tanto no concluyan las investigaciones de rigor que ordenó el comandante del Ejército para establecer qué fue lo que realmente ocurrió. Los militares cuentan con una serie de procedimientos y protocolos en las áreas de operación que se deben cumplir, pero no se puede hacer ninguna conclusión hasta no saber lo que realmente ocurrió…”.
Dijo que una vez culmine la investigación y se conozca qué pasó, “… entonces pasamos al departamento de Lecciones Aprendidas para hacer un detallado y exigente análisis de los aspectos positivos y los aspectos por mejorar y se somete a una revisión completa todo el sistema de combate nuestro”.
Por último, el general Meno hace una diferenciación entre lo que es un soldado regular y uno profesional. “El soldado regular tiende una preparación suficiente de acuerdo con el nivel de competencias establecidas en el Ejército para su desempeño… El soldado profesional es un uniformado que ya prestó su servicio militar y por esta razón cuenta con más experiencia, asimila mejor la instrucción, es un soldado que se va a quedar durante 20 años en las filas prestando sus servicios y, lógicamente, recibe una remuneración y a él se le refuerzan todas esas competencias durante su desempeño”.