Los franceses votaban este domingo para elegir a sus diputados en unas elecciones que podrían dar la mayoría absoluta a los socialistas del recién elegido presidente François Hollande y marcar el retorno a la Asamblea Nacional de la extrema derecha, ausente en la Cámara desde 1997.
La votación de esta segunda vuelta de las legislativas empezó a las 08H00 (06H00 GMT) y terminará a las 20H00 (18H00 GMT) en las grandes ciudades para elegir a 541 diputados, puesto que 36 ya fueron designados en la primera vuelta del 10 de junio, marcada por una abstención récord (42,7%).
Este domingo, la participación era de 46,16% a las 15H00 GMT, en baja con respecto a la primera vuelta a la misma hora (48,31%), indicó el ministerio del Interior.
Casi un mes y medio después de haber derrotado al conservador Nicolas Sarkozy y de haber llevado a la izquierda al palacio del Elíseo tras 17 años de ausencia, François Hollande podría obtener una gran mayoría en la Cámara Baja.
Según los últimos sondeos podría ser incluso una mayoría absoluta, lo que le evitaría tener que pactar con los ecologistas y la izquierda radical, cuyas posiciones sobre Europa y la economía están alejadas de las del Partido Socialista (PS).
Numerosos sondeos atribuyen al PS, y a dos pequeños partidos aliados, más de 289 escaños de los 577 que tiene el Parlamento. En el peor de los casos, François Hollande tendría que contar con el apoyo de los Verdes, a los que le une un acuerdo firmado antes de las elecciones, o incluso con el Frente de Izquierda, el ex partido comunista.
En la primera vuelta, los socialistas y otros pequeños partidos afines obtuvieron el 34,4% de los votos, los ecologistas, 5,4% y la izquierda radical, 6,9%, mientras que el principal partido conservador, UMP, obtuvo el 34,1%.
Por su parte, el líder del UMP, el principal partido de la derecha, Jean-François Copé, pidió a los electores que "no pongan todos los huevos en la misma canasta porque el costo sería trágico para el país".
En plena batalla de sucesión tras la derrota de Nicolas Sarkozy, la derecha francesa aguantó bien la ola socialista en la primera vuelta y repetirá este domingo, según los sondeos.
Desde hace meses el partido conservador agita la amenaza de una bancarrota del Estado francés similar a la de Grecia, que también vota este domingo en unas legislativas cruciales para el futuro del euro, la moneda única europea.
Los socialistas ya son mayoritarios en el Senado, en la mayoría de las regiones y en las grandes ciudades, por lo que una mayoría absoluta en el Parlamento permitiría al presidente francés aplicar sin obstáculos su programa, comenzando por la reforma fiscal o la recuperación de la industria.
Por su parte, el Frente Nacional (extrema derecha), que consiguió un resultado histórico (17,9%) en las presidenciales y obtuvo 13,6% en la primera vuelta de las legislativas, aspira a ganar tres o cuatro diputados para conseguir volver al Parlamento francés por primera vez desde 1997, cuando obtuvo un solo escaño, pero la elección de su diputado fue anulada unos meses después. En las legislativas de 1986, gracias a la proporcionalidad, tuvo 35 diputados.
La líder del partido, Marine Le Pen, podría ganar en su circunscripción del norte de Francia, igual que su sobrina, Marion Marechal-Le Pen, y Gilbert Collard, un conocido abogado que ahora milita en la extrema derecha.
Otra incógnita de las elecciones será el destino de la socialista Ségolène Royal, ex compañera del presidente francés François Hollande, con el cual tuvo cuatro hijos, que podría ser derrotada por un candidato disidente del PS, Olivier Falorni, en la ciudad de La Rochelle.
Su futuro político se convirtió esta semana en conflicto casi familiar cuando la actual compañera sentimental de Hollande, Valerie Trierweiler, dio públicamente su apoyo en Twitter a Falorni, poniendo de manifiesto las malas relaciones entre las dos mujeres.