Los movimientos ciudadanos lograron en las recientes elecciones regionales fracturar el bipartidismo español -algo impensable hace pocos años-, que deberá apostar a una renovación de cara a las parlamentarias y presidenciales de fin de año.
Si bien en los comicios del 24 de mayo, el conservador Partido Popular fue el más votado en todo el país, está de salida del poder en varias regiones, tras décadas de mando, por las coaliciones políticas que esas formaciones emergentes hicieron con el socialista Psoe.
El discurso contra las élites políticas y económicas, así como la gestión de éstas frente a la crisis económica hizo que esas nuevas fuerzas populistas tuvieran un exitoso debut en la arena política. Hoy, esas mismas formaciones apelan precisamente a un sector de esas “castas” para sacar del poder a la derecha en varias ciudades, entre ellas la capital.
El desespero por años de austeridad los llevo a “indignarse” y la emblemática Puerta del Sol se convirtió en su “cuartel”. Allí se oyeron, durante meses y a diario, consignas antisistema, contra los tradicionales líderes políticos y los “cacaos” económicos. Desde allí surgió “la voz del pueblo y para el pueblo” exigiendo un cambio y esa fue canalizada por movimientos de izquierda como “Podemos”, liderado por pablo Iglesias.
Alentados por el hartazgo ciudadano y un creciente apoyo que sorprendió hasta a sus mismos líderes cívicos, surgieron plataformas como “Ahora Madrid” en la capital española o “Afectados por la Hipoteca” en Barcelona que recibieron el espaldarazo político de “Podemos” y lograron concitar el voto de un vasto sector del electorado.
El resultado electoral confirmó el escenario que vaticinaban las encuestas, con un mayoritario voto para el PP, el ascenso de las formaciones emergentes “Podemos” (izquierda) y “Ciudadanos” (centro derecha) y los socialistas, dirigidos por Pedro Sánchez, en un tercer o cuarto lugar, dependiendo de la región.
Sin embargo, la victoria de los conservadores no fue tan amplia como otrora y se abrió el inevitable camino de las alianzas políticas, las mismas que como estaban cantadas, se gestarían entre la izquierda y el socialismo, pese a que meses atrás sus líderes expresaban pública animadversión, ya que Iglesias tildaba a Sánchez de ser parte de la “casta” y ´peste le respondía calificándolo de “populista”.
Veinte días después de las elecciones y tras tácticas negociaciones comienzan a configurarse esos acuerdos, como en la alcaldía de Madrid, que desde el sábado estará al mando de Manuela Carmena, una ex jueza española surgida de los “indignados”, poniendo fin a 24 años de poder de la derecha en la capital de España.
Carmena llegó en segunda posición en las elecciones municipales del 24 de mayo, detrás de la candidata conservadora Esperanza Aguirre, un peso pesado de la política española, exministra y exdirigente de la región.
La lista de esta exmagistrada desconocida hasta hace muy poco del gran público, compuesta en parte por personas surgidas del movimiento 'indignado' obtuvo 31,8% de los votos, lo que representa 20 concejales, frente a 35,5% y 21 concejales para Aguirre, quien no tenía chance, ni siquiera en coalición, porque “Ciudadanos” logró 7 concejales.
Al recibir el apoyo de los socialistas, la candidata de Ahora Madrid, suma 29 concejales, configurándose mayoría absoluta en el concejo municipal de 57 miembros lo que le asegura su investidura como alcaldesa.
La lista de Ahora Madrid es "un caso bastante único en Europa", al concernir a una capital, considera el politólogo Fernando Méndez, investigador del Centro de Estudios sobre Democracia Directa de la Universidad de Ginebra.
Es único porque tanto la composición de la lista como su programa fueron elaborados en el seno de asambleas ciudadanas convocadas en Madrid a partir de junio de 2014, antes de ser validadas por una votación de más de 15.000 personas a través de internet.
Los futuros consejeros municipales que dirigirán esta ciudad con 16% de desempleo y fuertes contrastes sociales, proceden de asociaciones de barrio, colectivos sociales y partidos de izquierdas como Podemos, Equo (izquierda ecologista) e Izquierda Unida (ecolo-comunista).
Carmena toma las riendas de una ciudad desigual, que vive al ritmo de las expulsiones de familias sobreendeudadas de sus viviendas y de las 'mareas', multitudinarias manifestaciones de enseñantes pero también de personal sanitario contra los drásticos recortes en sus sectores. Por ello anticipó que sus primeras decisiones serán para las personas que cada día corren el riesgo de perder su hogar, encontrando soluciones para frenar las expulsiones o viviendas alternativas.
A sus 71 años y como diría el popular refrán “sin querer queriendo”, esta mujer de voz serena, que se transporta en bicicleta y con una vida entera dedicada a la administración de justicia, está de la mano de “Podemos” en el centro de la política española y más que por sacar del ayuntamiento madrileño a los conservadores, por lo que ha prometido hacer. Muchas de sus decisiones deberán tener el aval del gobierno de la región, el cual seguirá en manos del PP.
Calificada por algunos como "verso suelto" dentro de Podemos, (movimiento al que le endilgan raíces bolivarianas porque recibió financiación, asesoría chavista y muchos de sus fundadores tienen vínculos con ese partido) Carmena había fustigado en marzo que el partido votase contra una resolución del Parlamento Europeo exigiendo la liberación de opositores políticos encarcelados en Venezuela.
Mayor en edad, dignidad y ahora en gobierno, como reza el refrán popular, esta mujer “indignada” pretende cambiar los paradigmas. “La clase política creo que nos ha fallado, no ha sabido hacer la política que necesitaba el final del siglo XX y el siglo XXI (...) La sociedad está demandando una democracia mucho más directa que permiten los nuevos medios de tecnología", sostiene reiteradamente. Y es bajo esa premisa que asume su rol de alcaldesa.
Y, mirando más allá de la capital española, los previsibles acuerdos entre el PSOE y “Podemos” permitirán también que mayorías de izquierdas gobiernen seis o siete regiones - de 17- y una quincena de grandes ciudades, entre ellas Barcelona con Ada Colau, la activista antidesalojos, y Valencia, segundo gran bastión de la derecha, gangrenada por la corrupción.
Sin duda, España está en una nueva era política./EL NUEVO SIGLO con AFP