Miles de personas que huyen de la gran ofensiva del régimen sirio contra los rebeldes, cada vez más acorralados, están saturando los improvisados campos de desplazados en el norte de Siria, junto a la frontera turca.
En la provincia de Alepo la situación humanitaria sigue empeorando y según la ONU 31.000 personas, el 80% de ellas mujeres y niños, han huido en los últimos días.
Por su parte las oenegés PAX y The Syria Institute afirmaron que más de un millón de sirios viven bajo asedio en 46 ciudades después de casi cinco años de guerra, "muchos más de los que cree la ONU".
La mayoría de los desplazados quedan bloqueados en Oncupinar, el único punto de paso hacia Turquía, que las autoridades turcas mantienen cerrado a pesar de la presión internacional.
"Están bloqueados, han abandonado sus casas y sus posesiones y no pueden entrar en Turquía", lamentó Ahmad al Mohammad, de Médicos Sin Fronteras.
Los campos de desplazados están saturados y "no hay plazas suficientes para acoger a todas las familias", explica esta responsable, que cada día viaja a la provincia de Alepo desde Turquía.
En la localidad de Azaz y sus alrededores, situada a cinco kilómetros de la frontera turca, familias enteras no tienen más remedio que dormir a la intemperie o en tiendas abarrotadas con capacidad para siete personas pero en las que duermen hasta 20.
"La mayoría de las familias han huido llevándose sólo la ropa que llevaban puesta", asegura Mohammad, y advierte de que han empezado a registrarse casos de diarrea provocada por el frío y la promiscuidad.
Las oenegés distribuyen ropa, colchones y ayuda humanitaria que Turquía deja transitar por su frontera.
El secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU, Stephen O'Brien, dijo estar "profundamente preocupado" por la situación y aseguró tener información de civiles muertos o heridos y de hospitales que habrían sido alcanzados por el conflicto.
O'Brien pidió a las partes que no ataquen infraestructuras civiles y que permitan a la población desplazarse hacia zonas seguras.
- Turquía, en primera línea -
Turquía, en primera línea del conflicto y que ya acoge en su territorio a 2,7 millones de refugiados, teme otra ola de desplazados.
"Hasta que sea posible nuestro objetivo es mantener al otro lado de las fronteras turcas esta ola de migrantes y proporcionarles los servicios necesarios allí donde están", dijo el lunes el viceprimer ministro Numan Kurtulmus.
Por su parte la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) pidió este martes al gobierno turco que "abra sus fronteras a todos los civiles que huyen del peligro y están buscando protección."
Este martes el secretario general de OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró que estudiaría "muy seriamente" cualquier petición de ayuda de Turquía para luchar contra los traficantes de migrantes en sus costas.
Esta cuestión será debatida el miércoles y el jueves en Bruselas por los ministros de Defensa de la OTAN. También el jueves se celebra una conferencia internacional sobre Siria en Múnich (Alemania).
Estados Unidos y Arabia Saudí, dos países hostiles al régimen de Bashar Al Asad y a la intervención rusa para apoyarle, pidieron de nuevo un alto el fuego.
En el terreno, la situación es cada vez más difícil para los rebeldes, que están perdiendo terreno en varias regiones, en particular en Alepo, donde el ejército sólo está a veinte kilómetros de la frontera turca y se acerca a Tall Rifaat.
Esta localidad es uno de los tres últimos feudos en manos de los rebeldes, peor armados que el ejército y que abandonan algunas zonas para minimizar sus bajas.
Las fuerzas del régimen también consolidan sus posiciones en el norte de la ciudad de Alepo, cuyos barrios del este están en manos de los insurgentes, ahora casi acorralados.
En paralelo el conflicto sigue en otras partes de Siria y este martes un coche bomba mató a al menos ocho personas e hirió a 20 en Damasco, en un atentado dirigido contra un club de la policía, indicó la oenegé Observatorio Sirio de los Derechos Humanos.