Una huelga de transportistas y sindicatos opositores por demandas salariales intentará paralizar el jueves a Argentina, atormentada por la inflación y la inseguridad, en la mayor jornada de agitación social contra Cristina Kirchner desde su primer mandato presidencial en 2007.
Tres de las cinco centrales sindicales del país convocan a la huelga para protestar por el intento de Kirchner de poner límites al reajuste salarial que se discute en negociaciones colectivas con las empresas y por la creciente violencia criminal en las grandes ciudades.
"Los trabajadores les decimos al gobierno ¡basta!, paro general", es la consigna del camionero Hugo Moyano, líder de la protesta y del sector antigubernamental de la central obrera CGT, enfrentado con el ala kirchnerista que agrupa a grandes gremios industriales, comercio, bancarios y docentes, que no se pliegan a la medida.
La clave del éxito de la huelga de 24 horas será la adhesión de conductores de trenes, autobuses, camioneros, parte del Subte (Metro), técnicos aeronáuticos y navegadores fluviales, que impedirán de hecho al resto de los trabajadores llegar a sus empleos.
"Todos tienen derecho a hacer huelga y está bien", dijo Kirchner el martes, cuando preside los últimos 18 meses de su segundo mandato, marcado por una inflación de más de 30% anual y la inseguridad como la mayor preocupación de los 40 millones de argentinos.
La presión de los mercados y exportadores frente a la pérdida de competitividad de sus productos y servicios por el atraso cambiario dio frutos en enero pasado, cuando el gobierno tuvo que convalidar una devaluación del 18% y lanzar medidas monetarias ortodoxas que frenaron la economía, al afectar la demanda, el consumo y el poder adquisitivo.
"El paro general que realiza el sindicalismo opositor confirma que es el ámbito social donde está la vulnerabilidad del gobierno", dijo a la AFP el politólogo Rosendo Fraga, director del centro de estudios Nueva Mayoría.
- Lucha interna en el peronismo -
El gobierno trató de poner coto a las recomposiciones salariales discutidas con las cámaras patronales, aunque la mayoría de los grandes gremios ya ha firmado mejoras en torno al 30% anual.
"Empezó la pulseada política. Pero lo esencial para decirle al mundo es que la población no está apoyando la gestión del gobierno y el tamaño del paro va a dar un indicativo", dijo a la AFP Jorge Giacobbe, sociólogo de la consultora homónima y exasesor de Transparencia Internacional.
Fraga dijo que la huelga "tiene lugar cuando por primera vez en más de una década de kirchnerismo (incluye al fallecido presidente Néstor Kirchner, 2003-2007), el poder adquisitivo del salario y jubilaciones ha comenzado a caer".
Argentina cuenta con 10 millones de trabajadores registrados, un 40% de ellos afiliados a sindicatos, en tanto que hay unos cuatro millones de asalariados sin registrar.
"Es un paro político, no es momento de parar", dijo Antonio Caló, líder de unos 150.000 metalmecánicos y del ala progubernamental de la CGT.
Moyano intentó en vano ser presidenciable en 2011 con su pequeño partido Cultura, Educación y Trabajo, y ahora busca construir la rama sindical del Frente Renovador, del diputado peronista disidente de centro-derecha y presidenciable Sergio Massa.
La izquierda trotsquista organizará piquetes en avenidas y rutas en apoyo a la huelga, pero el resto de las organizaciones no producirá movilizaciones callejeras.
"Nunca estoy a favor de los paros, pero no se puede vivir con este nivel de inflación", dijo Mauricio Macri, alcalde de Buenos Aires y uno de los presidenciables para 2015 por el partido opositor Propuesta Republicana (PRO, derecha).
La última huelga general convocada por estos mismos gremios opositores en Argentina se realizó en noviembre de 2012,y paralizó parcialmente el país.