Sin Inteligencia | El Nuevo Siglo
Sábado, 8 de Febrero de 2014

Fue durante el Ministerio de Defensa del hoy presidente de los colombianos, Juan Manuel Santos, que liquidaron el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). Ahora es en su presidencia que desaparecen la Inteligencia del Ejército Nacional. También en este Gobierno las fuerzas del “Estado” se tomaron por asalto las instalaciones de la Registraduría Nacional y se llevaron la información completa de todos los ciudadanos colombianos. Las mismas fuerzas allanaron por la “salud” de la República las instalaciones de la Contraloría General y se llevaron también los computadores. Ya lo habían hecho en la Procuraduría General. Ahora la gente se pregunta cuándo le tocará el turno a la Superintendencia de Notariado y Registro, para después dirigirse a la DIAN y rematar en el Banco de la República... Y entonces decir: apague y vámonos.

Con la Registraduría. Agentes no uniformados de nuestra Policía Nacional se tomaron por sorpresa las instalaciones de la Registraduría Nacional en agosto  de 2012, se llevaron el Censo Electoral, con información histórica de los sitios donde votamos todos los ciudadanos, no solamente de 2012 sino también de otros eventos electorales y hasta el momento no sabemos qué pasó. Esto no es un cuento garciamarquino, esto ocurrió y lo vimos todos los compatriotas en la televisión en Noticias 1 y aquí nadie dice nada. El registrador Carlos Ariel Sánchez salió en busca de algún apoyo para hacerle frente a semejante fuga de información, pero nadie dijo nada, más bien se ganó el reproche del general Naranjo por hacer pública semejante denuncia, como ocurrió con los hackers en las elecciones de 2010, cuya investigación existe “en estado muy avanzado” pero sin conclusiones.

Hecho histórico. En el gobierno del presidente Belisario Betancur corrió el rumor de la toma a sangre y fuego de las instalaciones de nuestro recién inaugurado Palacio de Justicia por parte de la mafia narcoterrorista dirigida por Pablo Escobar, en asocio del M-19. Como para Ripley, los encargados de la vigilancia el día de la operación suicida, no estaban en sus puestos de vigilancia ni de mando, y al parecer el encargado de la misma tampoco. Los narcoterroristas, que preferían para entonces “una tumba en Colombia que una cárcel en los Estados Unidos” (hoy piensan lo contrario), consumaron el hecho, asesinaron los más valientes magistrados, destruyeron la “fortaleza inexpugnable” de nuestra Justicia, y varios de ellos terminaron confundidos en las cenizas de los expedientes, otros convertidos en padres de la patria, ministros o alcaldes, mientras nuestros soldados están en la cárcel, como el general Arias Cabrales e Iván Ramírez, los coroneles Plazas y Mejía, porque el encargado del puesto de vigilancia está en Cuba... ¿Ahora quién podrá defendernos?