Multitudinarias y silenciosas. Así fueron las decenas de marchas que ayer se realizaron en toda Argentina y algunos lugares del exterior para pedir “justicia por Nisman”, el fiscal cuya misteriosa muerte hace un mes y en la antesala de acusar a la presidenta Cristina Kirchner de encubrimiento en el caso del atentado antisemita de 1994, ha conmocionado al país austral.
Fiscales y políticos opositores, junto a decenas de miles de personas, marcharon en Buenos Aires y otras ciudades argentinas bajo una pertinaz lluvia, en abierto desafío a la presidenta Cristina Kirchner.
Bajo la lluvia, más de 400 mil personas, según una estimación de la Policía Metropolita, marcharon armando una gran 'carpa' de paraguas que avanzaba en calma y despacio entre el Congreso de Buenos Aires y la Plaza de Mayo, frente a la casa de gobierno.
"Homenaje al Fiscal Alberto Nisman", decía una pancarta gigante sujetada por los seis fiscales -enfrentados al gobierno- que convocaron a esta manifestación de 1,7 km asistida masivamente por la clase media de la capital.
Goteando de pies a cabeza, los fiscales y la exesposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado y sus dos hijas de 15 y 7 años, fueron aplaudidos al ser reconocidos por la gente.
Ordenados, respetando la consigna del silencio, matrimonios y personas sobre todo mayores, apenas sacaron la voz para clamar justicia y murmuraron el himno nacional.
"Estoy acá para pedir que haya justicia por este pobre hombre que entregó su vida por la verdad", dijo Marta Cánepa, docente de 65 años.
Los ocho precandidatos presidenciales opositores para las elecciones de octubre y la dirigencia de la colectividad judía que asistía resultaban imposibles de distinguir entre la multitud cubierta por impermeables y paraguas.
Un castigo enigmático
El gobierno repudió el mitin por considerarlo "golpista" y sostuvo que la denuncia de Nisman contra Kirchner es un intento de involucrar al país en el conflicto de Medio Oriente.
"Les pido que abran bien los ojos. No estoy hablando de conspiraciones, es un mundo de intereses", dijo Kirchner, sin referise explícitamente a la manifestación.
El origen del caso, envuelto en una maraña judicial y política, es la explosión que destruyó hace casi 21 años la mutual judeo-argentina AMIA, con un saldo de 85 muertos y 300 heridos.
Nisman apareció muerto en el baño de su apartamento el 18 de enero, con un disparo en la cabeza de una pistola calibre 22 prestada por un colaborador.
"La marcha es un catalizador de reclamos subyacentes en la sociedad, como la impunidad. El enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y el Judicial era preexistente, pero el caso Nisman lo ha potenciado", dijo Rosendo Fraga, sociólogo y director de la consultora Nueva Mayoría.
En otras ciudades, como Rosario y el balneario de Mar del Plata cientos de ciudadanos se concentraron en solidaridad. El mitin también tuvo sus réplicas ante la embajada argentina en España, Italia, Brasil, Francia, Australia, Israel, Chile y Uruguay.
En 2006, con apoyo del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), Nisman acusó del atentado contra la AMIA a exfuncionarios iraníes, entre ellos al expresidente Ali Rafsanjani.
Pero en 2013, Cristina Kirchner firmó un acuerdo con Irán para crear una comisión investigadora integrada por juristas que no fuesen ni argentinos ni iraníes y sentar en el banquillo a los acusados.
El fiscal y la colectividad judía de Argentina se opusieron.
En su acusación, avalada el viernes por el fiscal Gerardo Pollicita, Nisman dijo que la mandataria intentaba liberar de culpas a los iraníes a cambio de recibir petróleo, aunque el crudo de Teherán es incompatible con las refinerías argentinas.
También sostuvo que Kirchner pidió levantar los pedidos de captura internacional contra los iraníes, pero Interpol desmintió esa versión.
"No hay ninguna prueba que muestre que la presidenta o el ministro (de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman) o alguien más ofrecía impunidad a los autores del atentado", dijo el exfiscal general de la Corte Penal Internacional (CPI) Luis Moreno Ocampo.
Aún así Moreno Ocampo consideró que se debe marchar para "que se reformulen los servicios de inteligencia, que vienen de la dictadura (1976-83) y son inaceptables en una democracia".
La disolución de la Secretaría de Inteligencia, impulsada por el Ejecutivo, se convertirá en ley la semana que viene con la aprobación de la Cámara de Senadores.
Escuchas telefónicas
Las pruebas de Nisman son escuchas telefónicas realizadas por agentes de inteligencia sin permiso del juez del caso, Rodolfo Canicoba Corral, en las que un dirigente barrial kirchnerista habla de presuntos favores a iraníes con un argentino de esa colectividad en Buenos Aires.
La opinión pública se divide entre quienes afirman que a Nisman lo mandó matar la presidenta y aquellos que dicen que esa acusación busca adelantar las elecciones.
Kirchner, una peronista de centroizquierda, atraviesa su último año en el poder tras dos mandatos consecutivos y no podrá volver a postular en las presidenciales del próximo 25 de octubre. La lucha por la sucesión en el liderazgo del peronismo suele ser despiadada.
Al cierre de discurso de ayer, la mandataria se refirió a la próxima cita electoral. "En el 2015 tenemos que garantizar que quien conduza tenga las mismas ideas. Esa es la mejor herencia que debemos dejar", dijo. Y agregó: "Estamos abiertos a todo el mundo, pero sin imposiciones de nadie, porque somos un país, como digo yo, de ovarios, por lo menos hasta el 10 de diciembre, después va a haber que elegir"./EL NUEVO SIGLO – AFP