Las protestas continuaban este domingo en Buenaventura, el principal puerto de Colombia sobre el Pacífico, aunque de forma "pacífica" después de los saqueos ocurridos la noche del viernes en el marco de un paro cívico en reclamo de mejoras para esta empobrecida región.
"Está un poco más calmada la situación. Hoy siguen las marchas pero han sido pacíficas y bastante concurridas", aseguró a la AFP el secretario de Gobierno de Buenaventura, Luis Fernando Ramos.
El paro cívico, que busca mejoras de infraestructura y celeridad en las obras para garantizar agua potable y salud a la población, comenzó el 16 de mayo y tuvo una oleada violenta el viernes con saqueos y disturbios en la ciudad, que dejaron unos 80 detenidos.
Ante la arremetida de @JuanManSantos, Buenaventura sale masivamente a las calles. pic.twitter.com/BrwPngAv9e
— Manuel Sarmiento (@mjsarmientoa) 20 de mayo de 2017
En el marco de las protestas, también murió un policía y resultaron lesionados 10 uniformados, según informaron el sábado las autoridades nacionales tras sostener en la ciudad una reunión extraordinaria de seguridad.
Ramos informó sigue vigente un toque de queda desde las 18H00 locales hasta las 06H00 tras los disturbios del viernes.
Por el momento, las negociaciones entre los líderes del paro y el gobierno nacional están suspendidas, hasta que una comisión oficial que estuvo en Buenaventura durante la semana presente este domingo su informe sobre la situación al presidente Juan Manuel Santos y éste decida cómo proseguir las pláticas.
"Nosotros como Alcaldía pedimos que se siga con el diálogo lo antes posible, porque tenemos problemas de abastecimiento, pues aunque la policía abrió la carretera (que había sido cerrada por los manifestantes) nadie se atreve a pasar", dijo Ramos, asegurando que la escasez de víveres se acentuó además por los saqueos.
Tras los episodios violentos del viernes, la seguridad de la ciudad fue reforzada con más de 500 policías y militares.
Buenaventura sufre de grandes carencias de infraestructura y problemas de seguridad por la presencia en la zona de numerosas bandas criminales que se disputan las rutas para sacar droga de Colombia, primer productor mundial de cocaína según la ONU.