Si Grecia sale del euro ¿cómo volver al dracma? | El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Mayo de 2012

 

La posibilidad de que Grecia salga del euro dejó de ser un tabú para los economistas, que señalan la complejidad de volver a acuñar los dracmas mientras se controla el pánico social y la necesidad de volcarse después en las exportaciones y el turismo para relanzar la economía.

Apenas reintroducido, advierten, el dracma sufriría una devaluación bajo la presión de los mercados, motivo más que suficiente para provocar el pánico entre los griegos, que verían sus ahorros amputados de un 50% según varios estudios.

A la espera de una decisión sobre si permanecer o salir del euro, el dinero retirado de los bancos griegos alcanzó los 700 millones de euros el lunes. Una cifra que se suma a otra anunciada en febrero: 16.000 millones de euros procedentes de Grecia fueron colocados en cuentas en el extranjero desde 2009.

"Ya hay un movimiento de pánico", considera Pedro Videla, profesor de la IESE Business School de Madrid. "El país ya se está desintegrando social y políticamente", afirma. "Es muy probable, yo apostaría que va a salir del euro muy pronto", agrega.

El paso de la moneda europea a la antigua divisa debe hacerse, en su opinión, "de repente". "No sólo de un día para el otro, sino además en fin de semana: bloqueamos todas las cuentas, cerramos todos los bancos, nadie puede sacar dinero", sugiere.

También para Giuliano Noci, profesor del Politécnico de Milán, es imprescindible bloquear las cuentas para "evitar la fuga de capitales". "Es en cierto modo como una economía de guerra", afirma.

La otra estrategia posible, un retorno al dracma anunciado por adelantado, podría contribuir al pánico, considera.

A estas dos posibilidades, el instituto alemán Ifo agrega una tercera: que las cuentas bancarias sigan siendo en euros para evitar una fuga de capitales y la moneda común europea continúe en vigor.

Mientras tanto, los sueldos de los funcionarios se pagarían en dracmas, que serían también utilizados en las transacciones con el Estado, representando una masa crítica del 60% de los intercambios. Así, poco a poco el dracma se haría indispensable en el día a día, mientras que los bancos y los ahorristas estarían protegidos.

Erik Nielsen, del italiano Unicredit, tiene una opinión similar. Propone mantener el euro como moneda de cambio "hasta que empiecen las disposiciones formales de salida de la zona euro y de la UE".

Pero ¿dónde encontrar rápidamente tantos dracmas para reintroducir la divisa en el país?

"Todos los billetes de euros que hay en los bancos van a ser estampados con un sello: 'esto es un dracma, no es euro', o le van a quitar una esquina" para diferenciarlos, avanza Videla.

Porque "hay muy pocas empresas en el mundo que hagan billetes y monedas oficiales", señala Federico Steinberg, del Instituto Elcano de Madrid. E incluso si corre a cuenta de la fábrica de moneda griega "tardaría varios meses", añade.

Mientras tanto, "la transición sería bastante caótica y posiblemente aparecerían monedas informales alternativas o una vuelta parcial al trueque", afirma, recordando el 'corralito' argentino.

"Sería como volver a la prehistoria financiera: eso es lo que pasó en Argentina en 2001, y después de unos meses se restableció la situación", señala.

En el lado positivo, con una moneda débil el país volvería a ser barato, lo que atraería al turismo y le permitiría convertirse en un exportador competitivo para retomar la vía del crecimiento.

Pero "la deuda exterior en porcentaje del PIB se dispararía, ya que sería en divisas, y la inflación se dispararía también", advierte Paula Gonçalves Carvalho, economista del banco portugués BPI. Además, en Grecia, "no hay autosuficiencia en la mayoría de bienes esenciales", señala.

Habría que garantizar así que el aumento de competitividad no se viese anulado por la inflación, al tiempo que lo más lógico sería que el país "dejara de pagar" su deuda, según Videla.

Pero "esto significa que Grecia estará fuera del sistema financiero internacional por años", precisa.

A fin de cuentas "no pienso que la salida de Grecia del euro sea un desastre", estima Noci. "Los ejemplos de suspensión de pago y devaluaciones enormes de monedas en Argentina, Indonesia, Corea del Sur o Rusia demuestran claramente que este tipo de procesos, bien gestionados, no son un desastre", concluye.

AFP