Sí condicionado de la UE al glifosato | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Junio de 2016

Después de muchos análisis y cavilaciones, la Comisión Europea decidió prorrogar por un máximo de 18 meses la autorización en la UE para el uso del herbicida glifosato, el mismo que en Colombia es utilizado para fumigar plantaciones lícitas como las de arroz y en jardines, así como cultivos ilícitos.

La preocupación nació con la alerta emitida por la Organización Mundial de la Salud, según la cual el químico es “cancerígeno”. Luego de ese anuncio, en el país, por recomendación del ministerio del ramo, el Gobierno nacional optó por suspender las aspersiones aéreas, tras lo cual se evidenció un incremento en las hectáreas sembradas con coca.

Ayer el ejecutivo europeo explicó en un comunicado haber “decidido prolongar la autorización del glifosato por un periodo limitado, hasta que la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas publique su dictamen, como muy tarde a finales de 2017”.

Bruselas justificó esta decisión por el rechazo de los estados miembros a “tomar responsabilidades” en el asunto. La decisión coincide con una cumbre en Bruselas sobre las consecuencias del Brexit, la salida del Reino Unido de la UE, que acapara toda la atención.

La Comisión decidió asumir la prórroga de la licencia, que expira hoy, a falta de una mayoría cualificada entre los estados miembros.

Si no se tomaba una decisión antes del final del plazo, la sustancia, presente en los herbicidas, hubiese sido prohibida, trastornando el sistema de producción de las grandes explotaciones agropecuarias europeas.

“Estoy seguro que muchos calificarán (la decisión) como una victoria para nuestra industria”, comentó Graeme Taylor, portavoz de la asociación de productores europeos de productos fitosanitarios (ECPA), de la que forman parte compañías como Monsanto, Bayer, Dow, BASF o Syngenta.

Sin embargo la industria dice estar “decepcionada” ya que la Comisión planeaba en un primer momento renovar la licencia por 15 años.

Los representantes de los Veintiocho, reunidos varias veces en un comité técnico encargado de pronunciarse sobre la autorización de ciertas sustancias químicas, nunca han conseguido entenderse sobre este asunto.

Durante la última votación, el 24 de junio, y pese a una mayoría simple de países a favor (19) de renovar la autorización, la propuesta fue rechazada porque no se alcanzó el quorum en términos de población representada (52% frente al 65% requerido).

La abstención de siete países, Alemania, Italia, Portugal, Austria, Luxemburgo, Grecia y Bulgaria, bloqueó cualquier decisión. Francia, primera potencia agrícola europea, se abstuvo en las dos primeras votaciones y finalmente votó en contra el 24 de junio.

“Imposición” de Bruselas

Los países opuestos a la autorización del glifosato denuncian que Bruselas “impone” sus decisiones dando fuelle así a los movimientos antieuropeos pero también a las críticas de los países favorables a renovar la licencia.

El ejecutivo comunitario justificó este miércoles su decisión por el rechazo de los estados miembros a “asumir sus responsabilidades” en el tema. Pero Greenpeace lamentó que la Comisión tomara una “decisión imprudente”.

No tomar una decisión habría provocado la prohibición del glifosato a partir de mañana, algo que temía el principal sindicato de agricultores europeos, Copa-Cogeca, que considera que de momento no existe una alternativa viable a los herbicidas con glifosato.

El glifosato es el herbicida más utilizado en los campos europeos y está presente en los herbicidas fabricados, entre otros, por Monsanto, Syngenta o Bayer. Pero sus efectos sobre la salud y el medioambiente son el centro de grandes polémicas.

Los estudios sobre las consecuencias del glifosato difieren. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) juzgó como “improbable” que el glifosato fuera cancerígeno.

Una opinión en contradicción con la de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por su sigla en inglés) o la de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que calificó al glifosato, de cancerígeno “probable para el hombre”.

La sustancia está presente entre otros en el herbicida Roundup de Monsanto, uno de los más vendidos en el mundo.

Un estudio reciente de la OMS y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), estima por su parte como “poco probable” que el glifosato sea cancerígeno “en los humanos expuestos a través de la alimentación”.

El uso de herbicidas con glifosato se generalizó desde que salió al mercado en la década de 1970 y todavía más con el desarrollo de cultivos transgénicos resistentes a esa sustancia, como la soja RR (Roundup Ready) de Monsanto.

En el país

En Colombia, una vez acogida la recomendación de la OMS, se empezaron a estudiar alternativas para reemplazar el glifosato en la lucha contra los cultivos ilícitos.

Mariposas devoradoras de cultivos de coca y fumigación con otro herbicida, se analizaron.

Encontrar una solución efectiva era la clave para un país considerado como el principal cultivador de hoja de coca junto a Perú, con 48.000 hectáreas sembradas al cierre de 2013, y donde el narcotráfico ha alimentado el conflicto armado que el país vive hace medio siglo.

El Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE), ratificó a mediados de 2015 la suspensión de este tipo de fumigaciones.

Tras esa decisión, de acuerdo con diferentes organismos, se incrementó el número de hectáreas sembradas y según Estados Unidos, se duplicaron en los dos últimos años, pasando de 70 mil hectáreas a 140 mil.

Por ello el primero de octubre del año pasado se anunció que se seguiría usando el glifosato contra la hoja de coca, aunque no en aspersión aérea sino manual.

“Continuamos con las otras formas de erradicación manual y una fumigación terrestre con glifosato, que es en la que vamos a estar empeñados y que nos va a permitir seguir (...) combatiendo los cultivos ilícitos”, dijo el general Rodolfo Palomino, entonces director de la Policía.

Por esos mismos días el presidente Juan Manuel Santos presentó un nuevo plan antidrogas basado en la sustitución de cultivos ilícitos por legales con colaboración de las comunidades productoras, inversión social en estas zonas, e incluso la participación de ex guerrilleros de las Farc.

Ya el pasado cinco de mayo, el Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE) autorizó el uso manual de glifosato, suspendido oficialmente desde octubre, para la erradicación de cultivos de coca.

Tras usarlo durante 15 años, Colombia había sido el último país del mundo en suspender las aspersiones de este herbicida contra cultivos ilícitos por sus efectos nocivos sobre la salud y el medio ambiente.

La decisión de la Unión Europea impacta directamente la decisión de Colombia de volver a emplear el herbicida, así sea de manera manual, puesto que la negativa a prorrogar su uso, habría dado al traste con la decisión nacional.