En medio de la estupefacción de todos los colombianos por la gravedad de los escándalos de corrupción tanto en las esferas estatales como en el sector privado, la voz de los jefes de los entes de control y vigilancia parece abrir una luz de esperanza frente a cómo superar semejante crisis institucional.
Por ejemplo, en los últimos días el Contralor y el Procurador generales se refirieron al escándalo de sobornos de la multinacional Odebrecht en Colombia para hacerse con contratos de obras públicas.
"Una compañía como Odebrecht que sobornó todo el Estado, desde la cúpula hasta abajo, debería ser expulsada del país. Hay que estremecer las columnas. Quienes somos católicos sabemos el significado de la frase 'que muera Sansón y que mueran los filisteos'. Hay que atacar desde la raíz todos esos males", dice el contralor Edgardo Maya.
A su turno, Fernando Carrillo, jefe del Ministerio Público, sostuvo que “… lo que nunca se puede repetir es que quienes más hablan de probidad sean los más deshonestos. Recuerdo a Odebrecht y su código de ética: si hubieran cumplido el 1% de lo escrito no se hubieran apropiado indebidamente del 100% del préstamo a Navelena, ni incumplido las obras de la Ruta del Sol…”.
Incluso el propio fiscal general Néstor Humberto Martínez, aunque no se refirió expresamente a los sobornos de la compañía brasileña, sí indicó que durante el primer año de su estrategia “Bolsillos de Cristal, cero tolerancia con la corrupción” –lapso en el cual estalló todo este escándalo- se han vinculado a más de 500 funcionarios a investigaciones relacionadas con casos en los que se han puesto riesgo o hay un claro detrimento de los recursos públicos. Procesos penales que ascienden a 2 billones de pesos.
“Necesitamos restablecer la confianza ciudadana en la institucionalidad de la justicia. Que si uno denuncia haya resultados”, dijo el jefe del ente acusador.
Como se ve, en medio de la indignación nacional por los gravosos picos de corrupción de los últimos meses, que incluso ya tocaron las más altas instancias de la justicia, los entes de control y vigilancia siguen adelante tratando de extirpar este flagelo y aplicar a sus responsables las más graves sanciones posibles. Sin duda una luz de esperanza.