Aunque no se han confirmado los rumores sobre los posibles traspasos del brasileño Neymar, del club Barcelona al Paris Saint Germain, que no costaría menos de 222 millones de euros, o del francés Mbappé del Mónaco al Real Madrid, por un valor superior a los 180 millones de euros, es claro que semejantes cifras por la contratación de un jugador de fútbol han impactado en todo el planeta.
En medio de la recta final de la temporada de traspasos, no sólo las alertas están puestas sobre los dos poderosos clubes españoles, sino que la Liga Premier inglesa también entró en esa danza de los millones y se prevé que este año apunta a romper el récord en materia de compra y venta de pases, moviendo más de 1.400 millones de euros, aunque con contrataciones menos costosas que las de Neymar y Mbappé. El ibérico Morata es hasta ahora la transacción más alta de los clubes británicos este año, con un costo de 80 millones de euros.
Hace un año la misma alerta se había lanzado sobre la burbuja millonaria del fútbol de China, ya que sus clubes más importantes estaban comprando, a manos llenas, los pases de muchas estrellas latinoamericanas y europeas para su naciente liga. Hoy, ya la crisis financiera tiene contra la pared a varios equipos e incluso las mismas autoridades de la potencia asiática han terciado en el asunto, restringiendo –por vía tributaria- el monto de las transacciones, vigilando la sanidad económica de los clubes y limitando la cantidad de extranjeros en la cancha de juego.
Si bien es cierto que el fútbol es un mercado de oferta y demanda, lo que lleva a que los clubes con mayor potencial económico puedan contratar por cifras nunca antes vistas a los jugadores más importantes, la misma FIFA había advertido sobre la peligrosidad de estas transacciones millonarias e incluso puesto un tope para evitar un mayor desequilibrio deportivo y financiero en las ligas más poderosas. Al tenor de los rumores sobre las contrataciones entre clubes españoles y franceses, pareciera que ese tope no está funcionando.