A pesar del mal comienzo de año en el sector inmobiliario en Bogotá, para este año se espera una aceleración de la actividad no residencial, especialmente de oficinas y bodegas en Bogotá y Medellín, que mantendrán tasas positivas de crecimiento en los próximos años.
Por otra parte, las mejores condiciones estructurales, especialmente de urbanización y movilidad, mantendrán el incremento de los precios de la vivienda en valores superiores a la inflación.
Indica el reporte privado de BBVA Research, que “en las edificaciones no residenciales encontramos un alto potencial de expansión. Se identifican para esto dos factores determinantes. En primer lugar, el canal moderno de comercio, basado en grandes superficies y centros comerciales, tiene una baja penetración en el país, lo cual podría revertirse en el mediano plazo ante el crecimiento de las clases medias. En segundo lugar, la firma reciente de acuerdos comerciales y de inversión aumentará estructuralmente la demanda por bodegas y oficinas empresariales”.
Según Mauricio Hernández, economista de la entidad financiera, mientras que en 2009 los hogares debían destinar 4,1 años de su salario a la compra de una vivienda de precio promedio en Colombia, hoy en día dedican 3,6 años. Asimismo, mientras que la primera cuota de un crédito hipotecario promedio significaba el 33,1% del ingreso disponible del hogar en 2009, actualmente esta cifra se ubica en 27,9%.
Según datos del DANE, el 48% de los hogares en Colombia vive en una vivienda propia, mientras que el 5% se encuentra aun pagándola. A su vez, el 32% de las familias vive en arriendo y el 17% en usufructo. “Estos datos nos dejan ver que existe un porcentaje superior al 50% de los hogares que no es propietario de vivienda, los cuales se convierten en demandantes potenciales, no sólo en los perfiles de población de bajos ingresos”, señaló Hernández.
En lo que corresponde a Bogotá, el 10% de la población arrendataria pertenece a los estratos superiores al cuatro, mientras que un 37% adicional se encuentra en el estrato tres, los cuales tienen capacidad de pago para acceder a viviendas en valores superiores a los topes VIS. Asimismo, el 67% de los cánones de arrendamiento en Bogotá proviene de los estratos superiores al tres, sumando cerca de 3 billones de pesos mensuales.
Por otra parte, el análisis resalta que la carga financiera de los créditos de vivienda (el porcentaje del ingreso anual que las familias dedican a pagar los intereses y las amortizaciones de los créditos hipotecarios) se ha mantenido estable desde 2010 en alrededor de 2%. Mientras que la cartera hipotecaria, a pesar de reducir su dinámica de crecimiento, mantiene los mejores indicadores de calidad entre todas las carteras con alrededor de un 2,5% de saldos vencidos.