Por la Secretaría General de la Presidencia de la República han pasado personalidades de la talla de Alberto Lleras, uno de los más brillantes estadistas colombianos del siglo veinte, que fue brazo derecho del presidente Alfonso López Pumarejo; Misael Pastrana Borrero acompañó a Mariano Ospina Pérez, Alberto González, en el gobierno de Alberto Lleras Camargo, Guillermo Isaza Mejía, con Guillermo León Valencia; John Agudelo, con Carlos Lleras; Rafael Naranjo, con Misael Pastrana; Jaime Tovar, con López Michelsen; Álvaro Pérez y Carlos Lemos, con Julio César Turbay; Alfonso Ospina, con Belisario Betancur; Germán Montoya, con Virgilio Barco, y Juan Manuel Turbay, con Ernesto Samper.
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El señor de los torpedos. Infortunadamente, en este gobierno esa tradición se desluce especialmente por la presencia en el alto cargo del señor Juan Mesa, dedicado exclusivamente a torpedear la labor del periodismo independiente y de quien apenas se sabe que ocupó el puesto de secretario privado de Samper. Luego de un largo período de merecido anonimato en el sector oficial, saltó a la campaña de Juan Manuel Santos, en donde a la manera de Goebbels se desempeñó como asesor en comunicaciones que es su fuerte principal. Ahora llega a la alta posición no se sabe por qué razones, salvo el de su probada y canina fidelidad al mandatario de turno. Se ignora si por su condición de abogado, oficio que no ha ejercido nunca, es suficiente para el ejercicio del complejo cargo palaciego. Mesa, un personaje marginal y abyecto, tendrá larga vida en el puesto por su incondicionalismo sin sombra.
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¿Los chalecos azules?Se había vuelto una costumbre, en Bogotá, cuando se producía un atentado, la presencia inmediata, en el teatro de los acontecimientos, de una brigada especial de atención que se encargaba de contactar a las personas afectadas, elaboraba censos, las orientaba sobre lo que recibirían y la manera como el Estado se comprometía con ellas.
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Caracol. Comenzando el gobierno Santos se produjo el atentado a Caracol Radio y fue clave el papel que jugó en la tarea de asistencia a los heridos y a los que sufrieron daños en sus bienes la entonces Unidad de Víctimas de la hoy desaparecida Acción Social. Esos chalecos eran la garantía de que estas tragedias recibían un tratamiento meramente policial, de paramédicos y evacuación de heridos y que las instituciones actuaban integralmente, pensando en lo que venía para las víctimas después de superada la emergencia inicial.
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Ausentes. Esos grupos de trabajo ataviados con chalecos azules que atendían la inmediatez de episodios tan trágicos, disponían de personal y carpas para desplegar en el lugar de los hechos y demostraban que allí estaba presente un Estado al que le interesaban las víctimas, brillaron por su ausencia el martes 15 de mayo en la 74 con Caracas y sus alrededores después del atentado contra el ex ministro Fernando Londoño.
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Ascuas. Ahora no se sabe aún qué tratamiento van a recibir los familiares de los dos miembros del esquema de seguridad del doctor Londoño o si se hace acompañamiento a los ciudadanos que resultaron heridos o sufrieron daños materiales y enseres en sus apartamentos, casas y locales comerciales. Así como brillaron por su ausencia esos chalecos azules, ocurrió lo propio con la información casi inmediata que se iba entregando sobre la forma como se atendía cada emergencia.