Se mueve ajedrez de coaliciones políticas | El Nuevo Siglo
Foto El Nuevo Siglo - Christian Alvarez
Domingo, 25 de Junio de 2017
Redacción Política
Mientras que madura en la izquierda la de López, Navarro, Fajardo y Robledo, esta semana se anunció la de Uribe y el pastranismo, a la que se le sumarían Ramírez y Ordóñez. Vargas Lleras se mantiene alejado del tema, los conservadores siguen su proceso, La U quiere pero no encuentra pareja, en tanto los liberales deben solucionar primero pleito interno

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Que la próxima contienda presidencial se va a definir entre grandes coaliciones no es ninguna novedad. De hecho, ya en 2014 ocurrió algo similar. Como tampoco es sorpresa que para definir quién está con quién no se esperará hasta una consulta popular interpartidista en marzo próximo, sino que la idea de la mayoría de los sectores en puja por la sucesión en la Casa de Nariño es definir los respectivos bloques políticos-electorales con la mayor anticipación posible. Incluso, faltando todavía 10 meses para la cita en las urnas, en primera vuelta, se pueda asegurar sin temor a equivocarse que algunos de los que hoy figuran como aspirantes, terminarán peleando por ser fórmulas vicepresidenciales, eventuales ministros o, simple y llanamente, darán un paso al costado en pocos meses para buscar la comodidad de una curul en el Congreso.

Siendo claro todo lo anterior, se entiende por qué en Colombia se está definiendo primero la mecánica de las coaliciones que las fórmulas para escoger candidatos únicos, pese a que sobre el tapete hay más de 20 nombres de eventuales precandidatos. Incluso, hay colectividades y sectores políticos que ni siquiera han delineado las bases de lo que será su plataforma programática, dando mayor importancia en estos momentos a la calculadora electoral, a cual más hipotética, sobre la suma y resta de los porcentajes de los aspirantes en las encuestas.

Es más, en ese tira y afloje sobre lo que podrían ser las coaliciones las fronteras entre las dos grandes franjas en que desde hace cinco años viene dividido el panorama político y electoral interno, es decir el santismo y el uribismo, se empiezan a tornar difusas y se escuchan elucubraciones sobre dirigentes y candidatos de un lado que buscarían también pescar en el otro, incluso con ofertas de fórmulas vicepresidenciales a bordo.

De otra parte, a diferencia de lo que se pensaba meses atrás, en el sentido de que el ajedrez de las alianzas de cara a las presidenciables estaría marcado casi exclusivamente por el tema de la paz y el desarrollo normativo del acuerdo con las Farc, ahora ya se le da un peso más significativo a coyunturas como la crisis económica y la lucha contra la corrupción. Estos dos elementos, entre varios otros, han llevado a que en los análisis sobre uniones políticas, los perfiles no giren marcadamente en torno a si se respalda o no el acuerdo de paz, sino también sobre el valor agregado que  puede tener o simbolizar en una fórmula presidente-vicepresidente la experticia económica, capacidad ejecutoria y garantía de manos limpias.

Incluso, la eterna discusión sobre coaliciones de izquierda, centro-izquierda, centro, centro-derecha y derecha ha derivado en un confuso escenario en el que las cábalas muestran a precandidatos, candidatos, partidos y dirigentes de distinto espectro político en eventuales alianzas que difícilmente resistirían un análisis serio y objetivo sobre su perfil y coherencia ideológica.

Ese es el escenario móvil e incierto es que se han empezado a sentar las bases de las posibles coaliciones o, al menos, a tantear el terreno sobre qué pasaría si este se une con aquellos, o aquel se distancia del otro. Se trata de movidas que algunos tachan de demasiado tempraneras, más aún sin haberse definido los nombres de los candidatos únicos de la mayoría de los partidos, que se supone son los que finalmente deben tomar la decisión de quedarse o hacerse a un lado a la hora de las alianzas.

Primera movida

Dado que la izquierda es el sector político que más tiene nombres en la baraja de precandidatos, fue la primera en dar un paso en materia de coaliciones. Ya desde mayo EL NUEVO SIGLO había anunciado que se estaban dando conversiones entre algunos precandidatos como Claudia López (Alianza Verde), Sergio Fajardo (Compromiso Ciudadano) y Jorge Enrique Robledo (Polo).

Pero sólo fue a comienzos de junio cuando estos acercamientos empezaron a tomar algo de cuerpo inicial. En casa de la senadora López hubo una reunión a la que asistieron Fajardo y Robledo, pero también el senador Antonio Navarro (Alianza Verde), que días después haría oficial su precandidatura.

La foto de la reunión fue puesta a circular por la propia López y generó una gran cantidad de interpretaciones, desde los que consideraron que se empezaba a conformar una especie de “tercera vía” política y electoral frente a las corrientes dominantes del santismo y el uribismo, hasta los que advirtieron que en realidad la cumbre de los tres precandidatos (cuatro con Navarro) se dio en reacción a que las últimas encuestas mostraban a casi todos los aspirantes perdiendo terreno frente al ex vicepresidente Germán Vargas Lleras, que lideraba todos los sondeos.

Pero fue en la propia izquierda en donde más ecos hubo. Por ejemplo, uno de los primeros en salirle al paso a la reunión fue el  exalcalde de Bogotá y precandidato Gustavo Petro, quien leyó esa cumbre como un intento para cerrarle el paso a su aspiración. No hay que olvidar que Navarro y Robledo fueron compañeros de Petro en los tiempos en que los tres hacían parte del Polo, pero luego cada quien tomó caminos separados.

En otras toldas de la izquierda, por ejemplo en las cercanas a Clara López, exministra de Trabajo y quien esta semana anunció su precandidatura con base en el respaldo de firmas, se cree que si fuera por Claudia López, Navarro y Fajardo ella bien podría aterrizar en esa eventual coalición, pero mientras allí esté Robledo (su mayor rival en el Polo e incluso dicen que el causante de su salida de la colectividad) será muy difícil que se integre a una alianza de estas características.

Por el momento se sabe que ya hay compromisarios de por medio entre Fajardo, López, Navarro y Robledo, y que mientras el primero es amigo de que el aspirante de la alianza multipartidista se escoja mediante una encuesta nacional, los tres restantes prefieren ir a las urnas en una consulta a realizarse a finales de este año o, incluso, el 11 de marzo, paralela a los comicios parlamentarios.

Dado que se trata de dos partidos consolidados (Polo y Alianza), mientras que el fajardismo aún no se sabe si lanzará listas al Congreso, se da por descontado que la coalición no abarcará una integración de listas al Senado ni la Cámara.

También se afirma que esta coalición de centro-izquierda, si llega a progresar, podría terminar midiéndose a otra de este mismo sector en donde podrían figurar Clara López, Piedad Córdoba e incluso contar con el respaldo del partido político que termine surgiendo de unas Farc desmovilizadas y desarmadas.

Cero y van dos…

Aunque en el tema de las coaliciones, al igual que en el de la gabinetología, todos los días hay nuevas cábalas y lo que ayer se daba por seguro hoy se desmiente, lo cierto es que esta semana se anunció una segunda movida.

Mediante un escueto comunicado, sin rueda de prensa, ni siquiera con ninguno de ellos en el país, como tampoco mediante un documento firmado por ambos, el Centro Democrático informó que los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana se reunieron nuevamente días atrás para coordinar “lo que será la gran coalición entre los distintos sectores que obtuvieron la victoria del No en el plebiscito, para llevar una fórmula única a las elecciones presidenciales del 2018 y ganar en primera vuelta”.

Archivo ENS

Incluso se indicó que se habían designado compromisarios de lado y lado: uribistas (Nubia Stella Martínez, Rodrigo Noguera, José Félix Lafaurie, Sergio Araújo Castro y Juan Manuel Daza) y pastranistas (Ángela Ospina de Nichols, Francisco Sanclemente Molina, Miguel Ceballos, Manuel Santiago Mejía y Camilo A. Gómez). Estos deben reunirse en próximos días para definir el mecanismo y las reglas de juego para escoger una fórmula única (presidente y vicepresidente).

Inicialmente sólo se habló de uribistas y pastranistas, así como de llamar a las bases conservadoras, independientes, jóvenes, víctimas, laicos y cristianos, líderes comunitarios, académicos, empresarios y otros sectores sociales, pero sin mencionar a dos precandidatos que se saben cercanos a esas toldas: Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez.

Pero un día después, la excandidata presidencial anunció que es “un acto de responsabilidad democrática y patriótica de los ex presidentes Pastrana y Uribe, quienes dejando de lado vanidades y posiciones personales, ponen la primera piedra de lo que de seguro será una coalición amplia, que represente los intereses para el desarrollo económico, la seguridad y la paz de todos los colombianos”.

Agregó que “… estaremos expectantes a que se defina entre iguales un mecanismo democrático mediante el cual se elegirá la candidatura única a la Presidencia de esta gran coalición”

Entretanto Ordóñez no se pronunció al respecto, pero semanas atrás había dicho que aunque no sería candidato de los conservadores como tampoco del Centro Democrático (prueba de ello es que ahora recoge firmas para sustentar su aspiración), sí haría parte de una gran coalición, obviamente en referencia a esta anunciada por Uribe y Pastrana.

Como era apenas obvio, la sola oficialización de esta coalición generó de inmediato un alud de reacciones. Uribistas y pastranistas la defendieron como una legítima opción política, sobre todo porque sigue vigente el dictamen del plebiscito del 2 de octubre que pidió corregir los acuerdos de paz, lo que no hizo el Gobierno como tampoco el Congreso.

Desde La U y los liberales se dijo que esta alianza tiene un solo propósito, acabar con el proceso de paz. Igual se leyó en la izquierda, en donde la mayoría de las interpretaciones se dirigieron a que esta alianza era la cuota inicial de la “coalición de derecha guerrerista” que llevó al triunfo del No en el plebiscito.

"Hay partidos que no han definido cómo escoger su candidato pero ya hablan de coaliciones multipartidistas"

Tampoco faltaron los analistas que sostuvieron que la llave Uribe-Pastrana es una reacción a la forma en que Vargas Lleras, el futuro candidato más identificado con la centro-derecha, está liderando las encuestas, sin que los cinco aspirantes uribistas (Iván Duque, Carlos Holmes Trujillo, Paloma Valencia, Rafael Nieto y María del Rosario Guerra) como tampoco Ramírez ni Ordóñez se le puedan acercar.

Incluso el presidente del Directorio Nacional Conservador, senador Hernán Andrade, dijo el viernes pasado que su partido se declaraba respetuoso de la nueva alianza pero que la colectividad continuaría con su propio proceso de escogencia de su candidato único a la Presidencia.

Quizá adelantándose a las críticas de quienes acusan al uribismo y al pastranismo de querer hacer “trizas” el proceso de paz, más aún con esta nueva alianza, el propio exmandatario Uribe, durante su viaje por España esta semana, alcanzó a decir que “… si uno de los nuestros, nuestro candidato del Centro Democrático o de la coalición con el expresidente Pastrana, con Marta Lucía Ramírez, con Alejandro Ordóñez, con grupos de víctimas, con grupos cristianos, con  grupos laicos, católicos, con muchos sectores de la comunidad colombiana, gana la Presidencia el año entrante, como lo he dicho, nosotros modificamos, pero no desconocemos los acuerdos. Hay que hacer unas modificaciones…”.

Aunque en el comunicado no se dice nada sobre listas al Congreso, algunas voces indicaron que unos pocos pastranistas podrían ingresar a las planchas de candidatos del uribismo, pero es claro que ello podría generar roces internos en el Centro Democrático en donde no faltan las voces críticas contra los que llaman “paracaidistas” políticos.

A la expectativa

Perfiladas ya estas dos coaliciones, que apenas están en sus primeras etapas y que podrían incluso echarse para atrás dado lo móvil del escenario político de la tempranera campaña electoral, la pregunta obvia es qué pasa con los otros candidatos y partidos que no se han movido.

ENS

De Vargas Lleras lo que se sabe –y así lo ratificó esta semana en regaño público al director de su partido, Cambio Radical- es que él todavía no está pensando en avales a su candidatura y mucho menos en coaliciones. Sigue recorriendo el país pero sin oficializar aspiración presidencial alguna, aunque puntea en todas las encuestas.

Por los lados del liberalismo, aunque semanas atrás se alcanzó a hablar de una posible llave de Humberto de la Calle Lombana con aspirantes como Clara López, ese tema se enfrió luego de que ella decidiera lanzarse por firmas (sin descartar una posible alianza con otros sectores que defiendan el proceso de paz) y de que en las toldas rojas estallara una polémica entre el expresidente César Gaviria y el precandidato Juan Manuel Galán por un presunto guiño del exmandatario al ex jefe negociador en La Habana.

En cuanto a La U, allí el precandidato Roy Barreras reitera que se requiere una gran coalición en  defensa de la paz, pero hasta ahora no ha encontrado receptor visible a su propuesta, en tanto que el otro posible precandidato, el exembajador Juan Carlos Pinzón, ha asumido poco a poco un tono más crítico frente al gobierno y el proceso de paz. No faltan los analistas que consideran que este partido no se moverá en materia de alianzas sino hasta que el presidente Santos, su jefe natural, haga el guiño correspondiente.

Como se ve, en materia de coaliciones para las campañas presidenciales aún el panorama está crudo, así para algunos observadores un asunto como este ya debería haberse definido cuando faltan apenas 10 meses para la cita en las urnas y es poco tiempo el restante para que los partidos escojan candidatos propios (más demorado si es por consulta popular), hagan campaña nacional  y luego vayan a una consulta interpartidista (que se haría en conjunto con las parlamentarias)… 

Por ahora hay que esperar a ver cómo se desenvuelve el panorama de las candidaturas y luego el de las alianzas, porque así como varios analistas advierten que a los partidos y aspirantes les cogió la noche para este asunto vital en la carrera por la Casa de Nariño, otros replican que todavía hay tiempo y que, como reza el refrán, no por mucho madrugar amanece más temprano…

 

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