Con una inversión que supera los $5 mil millones abrió sus puertas la nueva sede de Mi Gran Parrilla Boyacense, un restaurante tradicional en Bogotá y que ahora cuenta con la posibilidad de atender a 1.200 personas en los seis pisos de su nueva edificación.
Este es un reto de grandes dimensiones para sus fundadores, en cabeza de la señora Emelina y de su hijo Fredy García, que ha representado una inversión en equipamientos de alta tecnología, infraestructura, dotación, innovación y elegancia, que ya supera los 5.000 millones de pesos, con un incremento del 50% en la creación de nuevos puestos de trabajo.
“Es un proyecto ciento por ciento innovador, exclusivo y que se apalanca en una muy buena zona de Bogotá; con una gran inversión en equipamientos de alta tecnología y que ofrece la misma experiencia gastronómica, que es su sello e identidad, pero en seis pisos, convirtiéndose en el único en altura con esa capacidad y de comida típica”, afirmó Gustavo Tome, consultor gastronómico y hotelero, experto en gestión, administración, procesos, control y servicio.
Fredy García, gerente de Alimentos y Bebidas y de Logística, de Mi Gran Parrilla Boyacense, explica que al asumir este nuevo camino “se pretende dar respuesta a las necesidades y sugerencias de los clientes, con la meta de ser en un futuro la cadena de restaurantes de comida típica más grande de la capital y, Dios quiera, del país”.
“Es el primer restaurante de este estilo, me refiero a los pisos; también en la capacidad, ya que al atender 1.200 personas simultáneas representa un reto de logística y de trabajo humano, que se espera convertir los domingos en una rotación de por lo menos tres veces, para atender 4.000 cubiertos, en donde todo el mundo salga satisfecho y no haya ninguna queja”.
Obviamente, al talento humano, el servicio al cliente, la tradición y la calidad, se suma la modernidad y el desarrollo de los procesos, “manteniéndonos dentro de las normas de inocuidad, seguridad, asepsia e higiene”, explica Fredy García, chef internacional.