El dirigente conservador austriaco Sebastian Kurz propuso negociaciones al partido de extrema derecha FPÖ para formar una coalición de gobierno, lo que supondría el regreso de esta formación al poder, 17 años después de una primera alianza que había desatado una gran polémica en Europa.
El líder del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), Heinz-Christian Strache, tardó poco en aceptar la propuesta. Tres horas después de la invitación de Kurz para mantener negociaciones exclusivas, anunció "aceptar" la proposición.
"Austria necesita que se forme rápidamente un gobierno estable", había declarado poco antes Kurz, añadiendo que intentaría hacerlo "antes de Navidad".
Ganador con el 31,5% de los sufragios de las elecciones legislativas anticipadas el 15 octubre tras 10 años de coalición con la derecha, Kurz, de 31 años, ya había incluido en su campaña varios temas del FPÖ (26%), especialmente sobre la inmigración y la fiscalidad.
Este anuncio de negociaciones oficiales con los ultraderechistas era muy previsible, ya que Kurz y Strache multiplicaron en estos últimos días afirmaciones que apuntaban a esta dirección. El canciller socialdemócrata saliente, Christian Kern, (26,9% de votos), indicó por su parte que se preparaba para entrar en la oposición.
Si la alianza se lleva a cabo, supondría el regreso al poder del FPÖ, 17 años después de que el líder conservador Wolfgang Schüssel recurriera también a ellos en 2000. Una iniciativa que desató una gran polémica internacional y derivó en sanciones europeas.
En un contexto en que los partidos populistas y antiinmigración están en auge en varios países europeos, tales medidas parecen poco probables hoy en día. Además, Strache, de 48 años, se ha esforzado en suavizar la imagen de su formación, que dirige desde 2005, tras suceder a Jörg Haider.
Kurz, que ejerció de ministro de Relaciones Exteriores en estos últimos cuatro años, aseguró sin embargo el martes que "una orientación proeuropea clara" es un requisito para entrar en el gobierno.
'Coalición sushi'
El acercamiento de Kurz y Strache ya se ha ganado el apodo de "coalición sushi" entre la prensa más popular, en alusión a la comida que le sirvió el líder del FPÖ a Kurz en una cena privada en su domicilio, tres días después de las elecciones.
Entre las condiciones para entrar en coalición, el FPÖ señaló que exigiría el ministerio del Interior, una cartera sumamente importante que ya se le escapó en 2000. Strache también puso de relieve la "seguridad de las fronteras", "la democracia directa como en Suiza" y el "cese de la islamización".
"Tenemos puntos en común y puntos en que nuestras posiciones divergen", declaró Kurz este martes, sin dar más precisiones.
El líder conservador, que se convertirá en el dirigente más joven del mundo, aseguró a la prensa israelí que una "tolerancia cero" con el antisemitismo es una "condición previa clara" para entrar en el gobierno.
La perspectiva de un regreso al poder del FPÖ, un partido fundado por antiguos nazis, suscitó una gran preocupación en la Comunidad Israelí (IKG) de Austria.
El lunes, su presidente, Oskar Deutsch, pidió a Kurz renunciar a una alianza con esta formación. "Que el lobo nacionalista se disfrace con una piel de cordero azul (el color del FPÖ) no cambia su naturaleza, sólo su apariencia", estimó.