“Le he sugerido al presidente Juan Manuel Santos que no delegue el diálogo social. Todos los que hacemos parte del Gobierno debemos trabajar para fortalecer esa interlocución en cabeza de él”.
Así lo manifestó el ministro consejero Luis Eduardo Garzón a través de una nueva entrada colgada en su blog (luchogarzon1.wordpress.com), tras considerar que “más allá de lo que acuerden en la mesa de La Habana” los delegados del Gobierno y la guerrilla en las conversaciones sobre un proceso de paz, “tenemos que hacer ese diálogo con todos los sectores, pero haciendo todo lo posible por optimizar interlocutores, metodologías, contenido y sobre todo, claridad en las respuestas de si serán solucionadas o no. De resto, todo es confusión, promesas y por ende ilusiones que caen en el pantano de la incertidumbre”.
Precisamente para evitar esas últimas eventualidades es que Garzón sostuvo que Santos debería asumir personalmente ese diálogo con la ciudadanía.
“Nada más etéreo que el llamado diálogo social. Lo que está claro es que no puede ser una ronda de denuncias sin soluciones para la gente. Tampoco debe ser un escenario para hacer disquisiciones académicas”, expresó Garzón.
“No podemos”, agregó, “llegar a los consejos comunitarios, en los que existía un intermediario entre la sociedad y el Estado. Esos ‘Sábados Felices’ permitían que el primer mandatario asumiera como suyo lo bueno y les diera fustazos a los funcionarios de su gobierno cuando de asumir errores se trataba. Pero esos escenarios reemplazaron algo todavía peor: las audiencias públicas del Caguán. Varios pasamos por ahí, promoviendo nuestro propio discurso como sector social, sin que hasta el momento se sepa, ni siquiera en los computadores incautados a la guerrilla, el destino de tanta carreta junta”.
En contraste, anotó Garzón, “hoy, cuando los sectores sociales y políticos son tan dispersos, se hace necesario crear mecanismos que no sean para botar corriente, que no deslegitimen cualquier credibilidad institucional y que no hagan que el terreno se vuelva fértil para la demagogia y el oportunismo”.
Continuidad
Coincidiendo con chismes acerca de su continuidad en el cargo, Garzón publicó al final de su entrada en el blog que “no hago parte de la nómina de este Gobierno por desprogramado. El Presidente sabe que nunca le pedí un cargo y que los que él me sugirió que ocupara, amablemente no se los acepté”.
“Esta responsabilidad la asumí con el título del cargo más rimbombante que se podía conocer MCDSMC (Ministro Consejero para el Diálogo Social y la Movilización Ciudadana), en el que he reconocido que soy un ministro sin ministerio y un consejero con muchas funciones, pero sin manual de funcionamiento”, señaló.
“Ahora aconsejar se ha vuelto un problema, pues genera dificultades de orden público en donde, a las consejeras les echan la basura encima cuando no es su culpa y hasta el parlamentario termina con una carga sucia, asquerosa y excremental, contra quien denuncia la homofobia”, comentó.
Al final, Garzón escribió que “siempre he querido que me reconozcan no como exministro o exconsejero ni siquiera como exalcalde. Quiero que me reconozcan como Lucho, el que siempre luchará por la paz con respeto y reconocimiento a los sectores sociales de los cuales afortunadamente provengo y los que han reemplazado a Harvard y a Oxford en mi vida. Sería lamentable que me dijeran Ex Lucho”.