“Al proceso de restitución de tierras hay que crearle una base política que coadyuve con el Gobierno a darle un impulso definitivo”: Germán Vargas.
No tiene marcha atrás la “revolución agraria” que ha emprendido el Gobierno Nacional, afirmó el presidente Juan Manuel Santos durante una reunión con líderes campesinos en Barranquilla.
Así se percibe que Santos se empeñará en avanzar en esa política a pesar de los muchos obstáculos que se le presentan en el camino y que el próximo sábado tendrá una nueva manifestación pública, nada menos que en Necoclí, Urabá antioqueño.
La guerrilla y los paramilitares –quienes han usurpado la tierra a los campesinos– son enemigos de la iniciativa con la que el Gobierno busca sacar de la pobreza y la informalidad a miles de campesinos desarraigados, manifestó en esa oportunidad: “No les gusta lo que estamos haciendo porque les estamos quitando sus argumentos”.
“Esta revolución, como lo dijo Alejandro, no tiene marcha atrás”, dijo Santos mencionando a Alejandro Suárez, histórico dirigente de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc) y que ahora lidera las concentraciones por la restitución de tierras que acompaña el Gobierno, con el objetivo de refrendar esa política y presentar la alianza de los sectores campesinos, indígenas y afrodescendientes por el desarrollo rural.
En este proceso, coordinado por la Sociedad Unión Rural Colombiana (Surco), sus actores solicitan la ayuda del Gobierno Nacional para trabajar en la reactivación de las zonas afectadas por el invierno.
“Las líneas gruesas de lo planteado en la Ley de Desarrollo Rural con énfasis territorial recogen los conceptos de desarrollo y autonomía que hemos defendido en la propuesta que entregamos al Gobierno Nacional. Esos dos conceptos son para nosotros los fundamentos de una alianza estratégica de largo aliento, en la cual las comunidades y sus dirigentes pueden ser factores determinantes en las políticas públicas agrarias del país”, manifestó Suárez.
“En Necoclí esperamos que las miles de personas que se van a beneficiar en Chocó, Antioquia y Córdoba de los programas que inician hagan presencia. Vamos a tener también un acto en la Plaza de Bolívar”, porque “al proceso de restitución de tierras hay que crearle una base política que coadyuve con el Gobierno a darle un impulso definitivo”, comentó el ministro del Interior, Germán Vargas, para quien es “un ingrediente político” que busca “darle un impulso definitivo al proceso”.
La Asociación de Bananeros de Colombia (Augura) envió un comunicado al presidente Santos en el que le advierte sobre los posibles riesgos de una movilización popular en Necoclí.
El gremio bananero señaló que si bien apoya en un cien por ciento esta política de restitución de tierras, la movilización podría desatar hechos de violencia: “La agremiación considera que esta ley puede ser el instrumento adecuado para consolidar la paz, fortalecer la convivencia y propiciar la concertación entre las distintas fuerzas del sector agropecuario y de la sociedad Colombiana. Sin embargo, mira con preocupación que para promover la aplicación de dicha ley se esté organizando una movilización masiva en Necoclí, región que ha sido escenario de los más dolorosos acontecimientos de violencia causada por los grupos al margen de la ley”.
Los empresarios destacaron que en la última década se han visto cambios importantes en la región y “se viene aclimatando la paz”, pero los riesgos permanecen latentes: “No ha desaparecido por completo el temor ni los factores de perturbación que amenazan la seguridad de sus habitantes, especialmente los que viven en apartadas zonas rurales y carecen de la debida protección del Estado”.
Esa región, la mayor productora de banano, ha sido refugio privilegiado de varios grupos armados ilegales, desde las Farc y el Epl, expulsados a sangre y fuego por las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu) hasta Los Urabeños (también denominados Autodefensas Gaitanistas de Colombia), todos los cuales han protagonizado sangrientas y despiadadas masacres.
Tal vez por eso mismo, Santos ha anotado que su “gran revolución agraria” está diseñada para “que ese reducto de pobreza que ha sido el campo colombiano se convierta en un verdadero polo de desarrollo para que pueda ver lo que yo he soñado toda la vida, prosperidad pero prosperidad para todos los colombianos”.