"Santa Laura, intercede por paz de Colombia" | El Nuevo Siglo
Domingo, 12 de Mayo de 2013

A las  2:30 a.m. en Colombia, 9:30 de la mañana, hora de Roma, inició en la Plaza de San Pedro la ceremonia de canonización de  la madre Laura Montoya, la primera santa colombiana.

La delegación nacional encabezada por el presidente Juan Manuel Santos y su esposa María Clemencia de Santos, así como 18 "elegidos" estuvieron  en primera fila en la Plaza de San Pedro donde orgulloso se ondeó  el tricolor colombiano e inclusive hay varias personas con trajes tipicos nacionales.

En la plaza estuvieron más de 60 mil personas, entre ellos 2.500 colombianos,  que con orgullo y mucha fe fueron  testigos de excepción de esta ceremonia que elevó a la gloria de los altares a la colombiana  Laura Montoya, a la  mexicana Lupita y al italiano Antonio Primaldo y sus 800 compañeros mártires.

La ceremonia que fue  transmitida en directo por el canal institucional y la radio nacional  de Colombia, así como por los privados RCN y Caracol TV, inició con la Letanía de los Santos donde ya está incluido el nombre de la religiosa colombiana.

Acto seguido el prefecto de la congregación de la causa de los santos, cardenal Angelo Amato fue quien hizo la petición formal al Santo Padre de que incluya dentro del catálogo de los santos a la madre Laura Montoya Upegui, la madre María Guadalupe García y el mártir Antonio Grimaldo y su congregación sean declarados Santos.

El Santo Padre en este rito en latín solicitó a toda la comunidad para que se una en oración para que lo ilumine en su respuesta. Así el papa Francisco invocó al  Espíritu Santo para que la Iglesia no se equivoque en esta trascendental decisión.

El cardenal Amato inmediatamente después suplica al papa Francisco que inscriba en el libro de los santos a los postulados.

"En honor de la comunidad, para exaltacion de la fe católica y en nombre de la Iglesia Catòlica y después de haber reflexionado largamente e invocado varias veces la ayuda del señor declaramos y definimos santos a los beatos Antonio Primaldo y 800 mártires de la ciudad italiana de Otranto, Laura Montoya Upegui y María Guadalupe García, los inscribimos en el libro de la Iglesia, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espìritu Santo", dijo el papa Francisco al declarar formalmente a los postulados como nuevos santos de la Iglesia Católica.

En ese momento la plaza de San Pedro estalló en júbilo y retumbó un sonoro aplauso, al igual que en  Jericó, patria chica de la primera santa colombiana, donde se lleva a cabo una vigilia y con centenares de veladoras, los católicos no sólo le rinden tributo sino que piden su intercesión para la paz del país.

Acto seguido le fueron presentadas al Papa para su bendición las llamadas reliquias de los tres nuevos Santos, que en el caso de la madre Laura Montoya fue una cruz.

Tras surtirse la canonización y los cánticos de gloria continuó la Eucaristía en la que debido a que dos de las nuevas Santas son latinoamericanas, las rimeras lecturas del Evangelio se hicieron en español.

Inmediatamente y en muestra del sentido de unidad de la Iglesia, la proclamación del Evangelio, una lectura de San Juan, la hicieron tres diáconos,  primero en latin, luego en griego y finalmente en italiano.

En la homilía, el Santo Padre dijo que tanto la palabra proclamada como la vida de los santos hoy proclamados son una invitación a la fidelidad en Cristo y un ejemplo del  sentido de la caridad y la fe.

“Antonio Primaldo y sus compañeros mártires murieron sin negar su fe y proclamando a Cristo resucitado. Y encontraron esa fuerza en su propia fe. Queridos amigos conservemos la fe que hemos recibido, renovémosla. Dios nunca nos hará faltar ni la fuerza ni la serenidad. Y pidamos a Dios mantener la fe de otros tantos cristianos de que justo en este momento y en diferentes lugares sufren violencia y les de el coraje de responder el mal con fe”, expresó el papa Franscisco hablando en italiano.

Posteriormente y en español hizo una exaltación de la santa colombiana. “Santa Laura fue instrumento de evangelización, primero omo maestra y después como madre espiritual de los indígenas, a los que infundió esperanza, acogiéndolos con ese amor aprendido de Dios y llevándolos a El con una eficaz pedagogía que respetaba su cultura y no se contraponía a ella. En su obra de evangelización se hizo verdaderamente toda a todos, según exresión de de San Pablo. También hoy sus hijas espirituales viven y llevan el evangelio a lugares recónditos y necesitados, como una especie de vanguardia de la iglesia”

Agregó que “Esta santa colombiana nos enseña a ser generosos con Dios, a no vivir la fe solitariamente, sino a irradiarla a través de la  alegría del Evangelio y en cualquier lugar donde estemos. Nos enseña a ver el rostro de Jesús en el del otro. Nos enseña a acoger a todos sin prejuicios, sin discriminaciones, sin reticencias, con auténtico amor, dándole lo mejor de nosotros mismos y sobre todo compartiendo con ello lo más valioso que tenemos: es Cristo y su Evangelio”.

 Por último, el papa Francisco hizo referencia a la mexicana María Guadalupe. “Ella renunció a una vida cómoda y eligió ayudar a los enfermos, abandonados y necesitados. A ellos les sirvió con ternura y dedicación y esto se llama tocar la carne de Cristo y eso hizo la madre Lupita y nos enseñaba esta conducta de no avergonzarnos, no tener miedo ni repugnancia a tocar la carne de Cristo”

Finalizó diciendo que “Madre Lupita entendió esto y también hoy sus hijas espirituales buscan replicar el amor de Dios en las obras de caridad, soportando con valentía cualquier obstáculo”.

Tras la liturgia de la palabra, el papa Francisco continuó la celebración con la liturgia de la Eucaristía, el tradicional rito católico con el que se evoca la muerte y resurrección del Señor y que es el mayor acto de renovación de fe de los creyentes.

Antes de la bendición, el papa Francisco invocó a la Santa Laura para que interceda por la paz de Colombia y pidió a todos los colombianos seguir trabajando por alcanzarla.

A las 4:35 de la mañana hora colombiana, 11:35 a.m. de Italia, y observando el estricto protocolo vaticano, concluyó la celebración religiosa y  canonización de los nuevos Santos de la Iglesia Católica.