El argentino Jorge Sampaoli arribó a Santiago en medio de insultos propinados por hinchas que repudiaron su intención de renunciar a la selección chilena de fútbol apenas seis meses después de conquistar con La Roja la Copa América.
La caótica llegada de Sampaoli al país -procedente de Zúrich, donde participó en la gala anual de la FIFA- se produjo dos días después de que el director técnico se autodenominara "rehén" del fútbol chileno.
"En este ambiente ya no quiero trabajar ni vivir en el país. Nunca imaginé que en tan poco tiempo se iba a destruir la imagen de un ídolo que tanto le dio al fútbol chileno", lanzó Sampaoli al portal chileno "Faro Deportivo".
Las declaraciones de Sampaoli tiraron a la basura las esperanzas de la nueva dirigencia de la Asociación del Fútbol Chileno (ANFP), que apostó fuerte para retener al argentino al frente del combinado.
Las nuevas autoridades intentan devolver la normalidad a un fútbol local sacudido por la escandalosa salida del expresidente Sergio Jadue.
Jadue, que partió a Estados Unidos a fines de 2015 para aceptar su culpabilidad en el esquema de corrupción de la FIFA, fue quien contrató a Sampaoli hace tres años y la anterior administración fue la encargada del nuevo contrato que amplió la cláusula de salida del argentino.
La pretensión de Sampaoli es que esa cláusula -de más de seis millones de dólares- quede sin efecto, permitiendo su salida este mismo miércoles.
La filtración de su millonario contrato y denuncias sobre irregularidades en sus cuentas bancarias que circulan en la prensa local son los motivos señalados por el argentino para justificar su salida.
Responsable de guiar a la generación dorada de Chile - con Alexis Sánchez y Arturo Vidal como estandartes- a conquistar por primera vez la Copa América, Sampaoli se apresta a dejar Chile por la puerta de atrás enfrentado a la dirigencia y parte de una hinchada que gritó con el argentino el mayor triunfo futbolístico del país.