Continuando con su campaña contra la corrupción, la presidenta de Brasil Dilma Rousseff ganó popularidad con la dimisión de su ministro de Deportes.
El ministro de Deportes, Orlando Silva, que debía organizar el Mundial de fútbol 2014 y las Olimpíadas de 2016, no resistió a la presión de las denuncias de desvíos ilegales de dinero de su cartera y renunció la noche del miércoles, forzado por la Presidencia.
El acontecimiento tuvo una gigantesca repercusión, en momentos en que Brasil tiene que organizar dos megaeventos deportivos mundiales y mantiene un pulso con la FIFA por una ley que define los detalles de organización del Mundial.
Silva fue el quinto ministro que Rousseff pierde desde junio, al ritmo de uno por mes, debido a denuncias de corrupción, desvíos de dinero público y rápido enriquecimiento.
Pero la popularidad de la presidenta no parece haberse resentido, sino que incluso mejoró, de un lado porque la economía va bien y del otro por las acciones del gobierno ante la corrupción, explicó el director de la encuestadora Sensus, Ricardo Guedes.
"Entre las clases populares, Dilma Rousseff ha ganado una imagen positiva de combate a la corrupción", dijo Guedes a la AFP.
En los últimos meses las principales ciudades de Brasil han sido centro de multitudinarias manifestaciones contra la corrupción estatal, convocadas a través de las redes sociales.
Rousseff, percibida por la población como menos tolerante con la corrupción que su predecesor y mentor político, Luiz Inacio Lula da Silva, alcanzó 71% de popularidad en setiembre, contra 67% en julio, según la encuestadora Ibope, que reveló que la corrupción es el tema que los electores tienen más presente.
La caída de cinco ministros en menos de cinco meses no afectó demasiado a Rousseff porque éste es su primer año de gobierno, y "goza de popularidad y apoyo político que compensa la inestabilidad de las renuncias", afirmó a la AFP Carlos Lopes, de la consultora Analise. Pero si las renuncias se prolongan durante su mandato, la situación "no sería sustentable", advirtió.
Rousseff, que asumió hace diez meses, perdió también a su ministro de Defensa, Nelson Jobim, que renunció tras criticar a otros miembros del gabinete.
"Hasta ahora la pérdida de ministros no ha afectado la gobernabilidad, porque la presidenta cuenta con una coalición de partidos grande y fuerte, y una oposición que, aunque pueda haber ganado estímulo puntual durante las denuncias, no crece" y se mantiene debilitada y dispersa, añadió.
Pero la corrupción se genera precisamente en algunos de los partidos de esta indispensable coalición, dado que el partido de gobierno, el Partido de los Trabajadores, cuenta sólo con 85 diputados de los 581 de la cámara baja del Congreso.
La tradición política brasileña exige que el presidente nombre a sus ministros entre miembros de los partidos de la coalición, a cambio de su apoyo.
"Siempre es la misma estructura: de un lado políticos o partidos aliados del gobierno que comandan un ministerio, del otro funcionarios que ayudan a desviar fondos, y del otro ONGs creadas para recibir los recursos, que vuelven al partido o al político. Y en el fondo tenemos las elecciones, que son carísimas y los partidos necesitan de muchos fondos", dijo Castello Branco a la AFP.
"Para que en un mes no volvamos a estar discutiendo la caída de un nuevo ministro, tenemos que modificar ese modelo", concluyó.
Las dimisiones en el gobierno comenzaron el 7 de junio, cuando el poderoso ministro jefe del Gabinete, Antonio Palocci, cayó tras denuncias de súbito enriquecimiento. En julio renunció el ministro de Transportes, y le siguieron el de Agricultura en agosto, el de Turismo en setiembre, y el de Deportes el miércoles, todos ante denuncias en la prensa de desvíos de dinero en sus carteras.
"Debemos estar alcanzando un récord mundial de ministros que caen por denuncias de corrupción en un plazo tan corto", indicó Gil Castello Branco, secretario general de la organización Cuentas Abiertas, creada para supervisar el gasto público y prevenir la corrupción.
El veterano diputado del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), Aldo Rebelo, asumirá el ministerio de Deportes en sustitución de Silva, anunció el jueves la Presidencia.
AFP