La presidenta Dilma Rousseff afirmó que Brasil necesita "un gran pacto" que respete el voto popular que la llevó al poder para superar la crisis, en momentos en que encara un juicio de destitución en el Congreso.
"Brasil necesita un gran pacto. Brasil ya superó momentos difíciles haciendo pactos. Pero ningún entendimiento prosperará si no tiene como premisa el respeto a la legalidad y a la democracia. Y la primera premisa debe ser la defensa de la voluntad popular manifestada por el voto", dijo Rousseff en un acto en la sede de gobierno.
La mayor potencia latinoamericana está en la antesala de un proceso que podría terminar en un impeachment contra la presidenta, cuando aún le restan unos dos años y ocho meses de su segundo período.
"Desde que asumí el segundo mandato busco, busqué y buscaré consensos capaces de hacernos superar cualquier crisis, pero un pacto tiene que tener como punto de partida el respeto al voto (...) y la necesaria e imprescindible reforma política. Ese es el pacto que busco", añadió.
Rouseff recibió el miércoles el primer voto formal en favor de su destitución de parte del diputado responsable de elaborar el informe inicial de una comisión que analiza una acusación contra la presidenta por supuesta manipulación de las finanzas públicas.
Esa comisión de 65 miembros decidirá el 11 de abril si hay argumentos para aprobar el pedido de juicio y luego someterlo a la consideración del plenario de 513 diputados. Para que el proceso avance hacia el Senado deberá tener el visto bueno de dos tercios de la cámara (342 diputados).
Superada esa instancia, el Senado hará su primera evaluación, y si ratifica una eventual aprobación de los diputados, Rousseff será removida de su cargo por hasta 180 días para tramitar el juicio propiamente dicho.
"Vivimos un tiempo muy extraño. Un momento en que la clara, la evidente ausencia de justificativos jurídicos y legales que amparen al proceso de impeachment debe hacerle saber a los que intentan promover un golpe de estado en Brasil que someterán al país a riesgos inmensos", dijo la presidenta.
"Quedará para siempre como una amenaza para todos y siempre habrá los que digan: 'Si no les gusta el presidente, destitúyanlo'," agregó
La mandataria habló en un acto en la sede del gobierno, organizado por grupos que reivindican derechos de las mujeres, que tuvo un clima de resistencia, alejado del protocolo. Las activistas arrojaron banderas y telas con consignas escritas y se sentaron en el suelo del salón principal del edificio.
Arropada por cantos en su favor ("Dilma, yo te amo" o "no habrá golpe, habrá lucha"), Rousseff fue rociada con pétalos, recibió regalos y hasta gastó bromas al personal de protocolo que intentaba mantener el orden en la sala.