La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, celebró el viernes el éxito de la organización del Mundial en su país tras los fatídicos pronósticos de los críticos y confirmó que entregará la Copa al vencedor el próximo domingo.
"Conseguimos hacer la Copa a pesar de que decían que sería un caos (...). Decían que sería un horror", dijo Rousseff en un encuentro el viernes con corresponsales extranjeros en el palacio de la presidencia presidencial la Alvorada.
La presidenta ironizó sobre el gran escepticismo dentro y fuera del país antes de la Copa, cuando se denunciaban atrasos en aeropuertos y estadios y que se llegó a decir "que faltaría luz en el país".
"Trabajamos mucho", aseguró Rousseff, y destacó que Brasil mostró su "pasión" por el fútbol y "competencia para organizarlo".
"Sería grave para mi gobierno si hubiésemos perdido fuera del campo" en la organización del evento, afirmó.
Tras las intensas manifestaciones callejeras hace un año (en las que los brasileños criticaron los gastos públicos en estadios que pedían para salud, educación y transporte), la presidenta aseguró: "La infraestructura que construimos no es para la Copa, es para Brasil". Incluso los estadios son para el país, dijo.
- Renovación del fútbol brasileño-
Dentro de campo, la presidenta lamentó profundamente la derrota de Brasil ante Alemania 7-1 el martes, pero dijo que el país que es pentacampeón Mundial y ha tenido ídolos como Pelé y Garrincha es capaz "encarar una derrota y salir adelante".
Rousseff sin embargo llamó al fútbol brasileño y sus instituciones a una amplia renovación, como Alemania hizo en 2000 tras perder la Eurocopa.
En un encuentro con los corresponsales llamado a ser una conversación, sin grabación de audio, la mandataria lamentó que los astros brasileños del fútbol sean exportados tan pronto y defendió "el derecho absoluto que tenemos de tener a nuestros atletas aquí".
Para lograrlo, la mandataria apostó por un amplio trabajo con el fútbol de base.
Rousseff también confirmó que entregará la Copa al vencedor del Mundial el próximo domingo en el estadio Maracaná.
Cuestionada sobre si su país entenderá que ella entregue la copa a una Alemania que derrotó a Brasil por 7-1 o a la Argentina archirrival de los brasileños en el fútbol, dijo que los brasileños entenderán que como país anfitrión "tenemos una obligación con todos los equipos" que vinieron a disputar el Mundial.
Rousseff no quiso confesar si tiene un favorito entre Alemania o Argentina, alegando que debe mantener 'fair play'. "No lo cuento a nadie", dijo.
La canciller alemana Angela Merkel asistirá al partido. Según Rousseff, la argentina Cristina Kirchner le escribió una carta diciendo que no iría y alegando problemas de salud (una dolencia de garganta).
La presidenta brasileña fue insultada y abucheada por hinchas en la apertura del Mundial el 12 de junio, en el estadio de Sao Paulo durante el partido que enfrentó a Brasil y Croacia. Recientemente indicó que volver al estadio en la clausura con el riesgo de nuevos abucheos son "gajes del oficio".
Candidata a la reelección en las presidenciales de octubre, la exguerrillera de 66 años descartó que la Copa vaya a tener una influencia en las elecciones: "Hay una tradición en Brasil, fútbol no se mezcla con política", concluyó.