La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, completará el martes la mitad de su mandato con una popularidad récord, pero acosada por la desaceleración de la economía que también aguó el festejo por los 10 años de la llegada de la izquierda al poder.
La sucesora y heredera política del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) consiguió en estos dos últimos años lo que parecía improbable: codearse en popularidad con su mentor, y convertir su sobrio estilo de gobierno en principal alternativa del Partido de los Trabajadores (PT) para las elecciones 2014.
"Dilma llega a la mitad de su mandato (de cuatro años) con una evaluación mejor que la de cualquiera de sus antecesores en el mismo momento", dijo Marcos Coimbra, sociólogo y presidente del Instituto Vox Populi de estudios de opinión, en una columna en el Correio Brasiliense.
Una encuesta de la empresa Ibope divulgada a mediados de diciembre ubicó la popularidad de Rousseff en 78% y el apoyo a su gobierno en 62%.
El instituto Datafolha también difundió un estudio que la sitúa al frente de las intenciones de voto. Sólo el expresidente Lula le podría hacer sombra, aunque el exmandatario ya anticipó que disputaría los comicios en el caso único de que su heredera desista de la reelección, algo sobre lo que la mandataria todavía no se pronuncia.
Antes de ello Rousseff, la primera mujer en alcanzar el poder en Brasil, tendrá el desafío de revertir dos años de desaceleración económica.
Atrás deja un 2012 decepcionante para su gestión: después de recibir una economía con un crecimiento del 7,5% en 2010, la actividad se contrajo a un 2,7% el año pasado y este 2012 los pronósticos apuntan apenas a un 1%, el menor entre las economías emergentes.
Son "dos años de fiasco económico", escribió el diario O Estado de Sao Paulo este domingo, y agregó que ni siquiera el vigoroso consumo interno y el desempleo, de apenas 4,9% a noviembre, alcanzan para garantizar la reactivación.
El mediocre desempeño de la sexta economía del mundo, y la mayor de Latinoamérica, impide que Rousseff pueda celebrar por lo alto la mitad de su mandato, y también ensombrece los festejos del PT por sus 10 años en el poder.
En esta década del primer gobierno de izquierda "las áreas de asistencia social y transferencia de renta evolucionaron bastante, con resultados destacados en indicadores de pobreza y en la composición de la clase media", dijo el economista Raúl Velloso, director de ARD Consultores Asociados.
Sin embargo, la infraestructura de transporte de la sede del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos 2016 está deteriorada, y la política de alianza con el sector privado para desarrollar obras es "equivocada", pues le asegura a empresas "ganancias bonísimas", señaló el experto al diario O Globo.
El gobierno de Rousseff, que en dos años perdió siete ministros por corrupción, un antirécord que tampoco minó su popularidad, atribuye las desdichas en buena parte a la crisis internacional.
Sin embargo, apuesta fuerte por una recuperación el próximo año tras adoptar una serie de estímulos a la inversión y el consumo, y el compromiso de reducir la asfixiante carga tributaria.
"Creo que Brasil, en 2013, va a crecer más", dijo la mandataria el viernes, y volcó las miradas hacia el mayor logro del PT en el gobierno: el combate contra la miseria y el ascenso de 40 millones de personas a la clase media desde 2003.
"Vamos a continuar superando la pobreza extrema, que es el compromiso de mi gobierno hasta 2014", sostuvo.
Rousseff reivindicó este domingo los logros sociales del PT, sin hacer mención al escándalo de corrupción que terminó este año con la condena de tres dirigentes históricos de ese partido por el soborno a congresistas en el primer gobierno de Lula.
El sonado juicio no afectó la popularidad de Rousseff o Lula -excluido del juicio-, sin embargo le quitó al PT la bandera contra la corrupción que empuñó en sus épocas de opositor.
AFP