Sábado, 28 de Mayo de 2016
En la localidad de Santa Fe frente a la Avenida Eldorado con carrera 20, está ubicado el cementerio más antiguo de Bogotá, el cual fue construido por Pío Domínguez y Nicolás León en la presidencia de Francisco de Paula Santander, allí, en este predominante lugar reposan los restos de personalidades de gran importancia histórica para el país. En su portada está Cronos, el dios del tiempo, y debajo de él escrito en latín, “esperamos la resurrección de los muertos”.
El Cementerio Central fue puesto en servicio en 1836 por el gobernador Rufino Cuervo y el 26 de septiembre de 1984 fue declarado Monumento Nacional debido a su arquitectura y aporte cultural a la ciudad.
Indudablemente, el Cementerio Central hace parte de la historia del Bogotazo, pues el 9 de abril de 1948, allí se recibieron los cuerpos de cientos de personas que fallecieron en dicho acontecimiento, los cuales fueron enterrados en la zona del actual Parque El Renacimiento (2000), perteneciente al globo C.
Es importante conocer las tumbas más representativas, mitos, misterios, historias y fe que envuelven este lugar, al que muchos visitantes atribuyen favores recibidos.
Por ejemplo, los lunes se evidencian rituales de intercambio de favores con algunos de quienes reposan allí, pues es el día considerado como el de las benditas almas de los difuntos. Otra época en la que se evidencia mayor afluencia de visitantes en busca de favores es en noviembre, debido a que se celebra la fecha de todos los santos.
Tumbas representativas
Si usted es amante de las artes y la arquitectura puede visitar este lugar y deslumbrarse con tumbas como la de Francisco de Paula Santander, ubicada en el Camellón o alameda central, lugar donde reposan los restos de este expresidente de Colombia y creador del Cementerio Central.
La Tumba de Luis Carlos Galán Sarmiento ha sido visitada por cientos de colombianos que soñaron alguna vez con ser gobernados por este político liberal, pero que perdieron este sueño al ser asesinado en Plaza Central del municipio de Soacha el 18 de agosto de 1989.
Si usted no sabe quién es el personaje que aparece en los billetes de 20.000 pesos, tiene que visitar la tumba de Julio Garavito Armero. Quienes lo llevan en el corazón demuestran su admiración por aquel científico y astrónomo bogotano, considerado el más importante de todos los tiempos. Los favores que los fieles suelen pedirle a este personaje son de tipo económico.
Aunque sus restos fueron exhumados el 26 de noviembre de 2014, para realizar estudios forenses, la tumba del líder de izquierda Carlos Pizarro Leongómez, asesinado el 26 de abril de 1990, se caracteriza por ser a la que más le tienen fe los bogotanos. Dicen ha cumplido centenares de favores y por esa razón tiene decenas de acciones de gracias alrededor de su lápida. Es curioso que su lápida repose en el extremo derecho del cementerio y no en el izquierdo, lugar donde reposan los líderes de izquierda enterrados allí.
La tumba de Leo Kopp, fundador de Bavaria, es de las más llamativas en el cementerio, ya que hay una escultura dorada que lo representa. Según la creencia popular, a este alemán hay que pedirle favores al oído. Los creyentes aseguran que por la bondad que tuvo con los más necesitados, y por la que se caracterizó en vida, después de su muerte ha intercedido por quienes necesitan y le piden empleo.
Los restos del escritor Rafael Pombo, quien murió el 5 de mayo de 1912, reconocido por sus tradicionales poemas y fábulas para niños, también reposan en este lugar. Pombo, quien escribía por placer y no por dinero, ni por fama, nunca publicó su obra. Sin embargo, cuatro años después de su muerte fue publicada por sus familiares, siendo acogida por cientos de colombianos de todas las épocas hasta hoy en día.
Oreste Sindici, italiano de nacimiento, autor de la música del Himno Nacional de Colombia, también tiene su espacio reservado en este cementerio.
Por haberse suicidado, el cuerpo de José Asunción Silva tuvo que esperar durante años para poder ser enterrado en el sarcófago en el que hoy mora. La Iglesia Católica consideraba un desacierto que alguien que se quitara la vida entrara a hacer parte de este cementerio.
En este cementerio se encuentran enterrados la mayoría de presidentes que ha tenido Colombia: Eduardo Santos, Gustavo Rojas Pinilla, Alfonso López Pumarejo, Alfonso López Michelsen, Marco Fidel Suárez, Manuel Murillo Toro, Miguel Antonio Caro, Enrique Olaya Herrera, Laureano Gómez y Virgilio Barco, entre otros. Por el pasillo de los ex presidentes usted encontrará la escultura de La Piedad, para honrar la memoria de José Ignacio Lago, un joven al que su familia le mandó a hacer esta escultura en Roma luego de morir en Hamburgo.
Otros personajes destacados son los poetas León de Greiff e Ismael Arciniegas, el médico Juan N. Corpas, el militar francés Marcelino Gilibert (fundador de la Policía Nacional de Colombia), los empresarios Nemesio Camacho, Luis Ángel Arango, Abood Shaio y los políticos Rafael Uribe Uribe, Rufino Cuervo, Ezequiel Rojas, Jaime Pardo Leal y Álvaro Gómez Hurtado, entre otros.
Así mismo, como La Piedad, se destacan algunos monumentos como el Cenotafio de Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Bogotá, aunque su tumba se encuentra en la Catedral Primada, los panteones del Ejército Nacional de Colombia, de la Policía Nacional de Colombia y del Sindicato de Trabajadores Municipales, una capilla del Banco de la República y los mausoleos de la Federación de Empleados de Bogotá y del Círculo de Periodistas de Bogotá, entre otros más.
Sin duda alguna, el Cementerio Central es único en su arquitectura e historia, pues aunque posteriormente han aparecido unos 23 más, este seguirá marcando la identidad bogotana.