El genio artístico visitó ese país para buscar el decorado que darían al espectáculo Parade. El mismo que ahora se presentará en el Palacio Barberini
A principios de 1917, Picasso viajó a Italia en busca de inspiración para el decorado del espectáculo "Parade", que debía crear para los Ballets Rusos. Un siglo después, una exposición celebra en Roma el centenario de un viaje que influenció la obra del pintor.
La exposición "Picasso. Entre cubismo y clasicismo: 1915-1925", que abrirá sus puertas el viernes en las caballerizas del Quirinal, mostrará un centenar de obras -telas, dibujos, acuarelas, bosquejos o ropa de escenario- hasta el 21 de enero.
Pero la obra maestra, "Parade", se podrá ver a unos centenares de metros de allí, en uno de los inmensos salones del Palacio Barberini, uno de los pocos espacios de Roma que puede acoger ese telón de fondo de 16 metros de largo y 10 de ancho.
La obra fue presentada el 18 de mayo de 1917 con motivo de la puesta en escena del ballet "Parade", en París.
"Es la obra de mayor tamaño jamás pintada por Picasso, y marca también la vuelta al orden del artista, cuando abandona el periodo cubista para regresar a lo figurativo", explica Flaminia Gennari Santori, directora del Palacio Barberini.
"El viaje a Italia es muy importante para Picasso, del que se sabe que estuvo muy atento a artistas como Bernini, a la escultura y a la pintura barrocas", añade.
El pintor español llegó a Italia en febrero de 1917 en compañía del francés Jean Cocteau con el fin de reunirse con el representante de los Ballets Rusos, Serguéi Diáguilev, para diseñar los trajes y el telón de fondo de su nuevo ballet, cuya música había compuesto Erik Satie.
"El mundo estaba en guerra y él, un español en tierra francesa, había visto cómo se iban al frente muchos de sus compañeros. Estaba triste y tenía poco trabajo", cuenta el comisario de la exposición, Olivier Berggruen.
En los dos meses que duró su viaje en Italia, el artista que a la sazón tenía 36 años y ya había liderado la revolución cubista, recobró cierta alegría de vivir.
Poco después de su llegada a Roma conoció a Olga Khokhlova, bailarina de los Ballets Rusos, que se convirtió en su esposa y su principal musa. Varias obras expuestas la representan en la terraza del hotel Minerva.
"Cuando no estaba con Olga, al artista le gustaba sumergirse en la atmósfera de las calles animadas de Roma o de Nápoles, atraído por los espectáculos populares así como por la escultura monumental clásica", explican los organizadores.
La Commedia dell'Arte y sus figuras emblemáticas, como el Arlequín y Polichinela, influenciaron varias de sus obras expuestas en Roma. Y en "Parade", que fue concebida para el teatro del Châtelet en París, aparecía el volcán Vesuvio y el golfo de Nápoles.