Restrepo, satisfecho con gestión en agricultura | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Agosto de 2012

A la espera de que el presidente Juan Manuel Santos defina los cambios en el gabinete, el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Juan Camilo Restrepo continua con su labor diaria en pro del desarrollo del agro colombiano, compromiso que asumió desde que fue nombrado.

Hoy actuó como invitado principal en el XII  foro “Garantía Agroempresarial” y XX Asamblea de la Corporación Colombia Internacional en donde se declaró satisfecho con la misión cumplida y explicó los lineamientos de la locomotora a su cargo.

Estos son algunos apartes de su intervención:

“Los miembros del gabinete del presidente Juan Manuel Santos, le hemos presentado renuncia para que él proceda a reconformar su equipo de Gobierno de cara a este segundo tiempo de su mandato. Creo oportuno, en consecuencia, resumir ante este importante auditorio, los puntos centrales  de lo que ha sido la gestión de la cartera en los últimos dos años.

 

•     Después de que en los últimos años  (2008-2009-2010)  la agricultura no  creció en Colombia, es muy satisfactorio para  mí  ver un sector  agrario creciendo de nuevo con  guarismos positivos, como lo testimonian las cifras  del Dane para el  2011 ( último año para el cual hay datos  anuales completos ). Y ello,  a pesar de un año tan duro como  lo fue el  2011, marcado por la inclemente ola invernal  y la fuerte revaluación del peso.

 

•     Nada comparable, sin embargo,  a la inmensa  satisfacción de contribuir, desde el Ministerio de Agricultura  y Desarrollo  Rural,  a la construcción  del programa bandera  del Gobierno Santos:  la política de Restitución de Tierras, creada mediante  la ley  1448 de  2011. Las instituciones allí establecidas están en marcha. Es, sin duda, la política  agraria de mayor aliento  que se está ejecutando en el país  en muchas décadas. Las primeras cosechas de fallos  jurídicos  sobre  tierras  despojadas por móviles criminales se comenzarán a recoger en el segundo  semestre de este año. Agradezco a la  Pastoral  Social de la Iglesia Católica  y a la Cooperación Internacional  su  constante  apoyo y solidaridad con esta política. 

 

•     Se está trabajado (observando el debido proceso que impone la ley)  con máxima  diligencia y determinación políticas. A pesar de  muchos callos que se  empiezan a pisar y de los enemigos agazapados o desembozados  que le aparecen a diario a esta  política de tierras,  la inmensa deuda insoluta  para con los despojados  empieza a saldarse.

 

•     Igualmente satisfactorio es haber rescatado para el Ministerio, el sentido profundo de lo que el “desarrollo social”  significa,  concepto que había  caído en  desuso y olvido. La guía ética, inquebrantable desde el primer día de mi gestión fue: “menos  subsidios directos para unos pocos intereses creados y más bienes colectivos  para el conjunto de agricultores  y ganaderos del país”.

 

•     Los intereses creados habían estado enseñados a medrar insaciablemente en torno a los         recursos públicos que asigna el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Fueron reemplazados por otras prioridades de política pública: primaron, en todas las decisiones,   consideraciones de interés  colectivo.

 

Es satisfactorio constatar, por ejemplo,  cómo a la fecha, cerca del 80% del número de créditos que   canaliza  Finagro van en la actualidad a pequeños agricultores y ganaderos.  No siempre había sido así en el pasado.  Naturalmente, este cambio ha generado  profundo malestar entre algunos pocos que estaban enseñados a drenar para sí una tajada desproporcionada de los subsidios y ayudas que, con recursos públicos, que son  forzosamente limitados, se canalizan hacia  el  agro.

 

•     Igual ha sucedido con los intentos de algunos para interferir politiqueramente en los nombramientos del Ministerio.  Se les ha mantenido a raya. La inmensa  proporción de  nombramientos se hizo  siempre por concurso  y méritos.  Esto, naturalmente, generó malestar entre quienes están acostumbrados a hacer la política y a  manejar  el concepto de “gobernabilidad” de manera diferente.

 

•     Está listo también, para ser presentado al Congreso (una  vez  terminen las consultas exigidas por la ley y que están en curso  con las comunidades étnicas) el más ambicioso proyecto  de ley sobre desarrollo rural, acceso a la tierra y ordenamiento  del derecho agrario que quizás no se  había preparado en Colombia desde   la expedición de la ley 200 de 1936.

 

•     El desarrollo  sostenible  rural  no se consigue  con  facilismos  mediáticos   sino  con la claridad de estímulos y de políticas, en un contexto  de decisiones que  consulten  la realidad  internacional  y la integración de lo rural y de lo urbano.  Así lo hemos venido haciendo con  programas ya en marcha, como  país maíz, alianzas productivas,   mujer rural, vivienda rural cuyos logros se traducen en la entrega de más de 30 mil soluciones durante el presente año que dignifican la condición de vida de los campesinos más necesitados.

 

•     Es absolutamente infundado el reproche que algunos están haciendo, en el sentido de que hemos sido lentos en  la ejecución.  La  gran mayoría de las  inversiones del Ministerio  se hacen mediante convocatorias públicas que  están en curso para asegurar la transparencia en la asignación de los recursos como varias en las que participa la CCI. A la fecha, por ejemplo, los compromisos  en firme conducentes a la ejecución de las partidas de inversión del sector agropecuario son del 81% de las apropiaciones  y  los  del Ministerio  de Agricultura y  Desarrollo  Rural propiamente dicho, del 89%.

 

•     Con la misma  diligencia  y dedicación ha actuado la Unidad de Restitución  de Tierras.  En escasos  seis meses  de  funcionamiento, ha  hecho más en preparación y sustanciación de demandas ante los jueces agrarios  que en medio siglo  en Colombia. A  agosto 23, están en marcha,  hacia la jurisdicción agraria,  1586 demandas  de  Restitución  de Tierras”.