El líder de los negociadores, Iván Márquez, resaltó el nuevo acuerdo alcanzado por las Farc y dijo que lo primero que está por resolverse es que “en nuestra patria se respete el derecho a la vida, a la no estigmatización y a las ideas opositoras”.
Dijo que ese es el clamor de la guerrilla y expresó su condena total al “asesinato el 2 de noviembre de Cesar García, resistente de explotación aurífera” en el Tolima, pidió que la justicia haga algo y se quejó que los medios de comunicación no dan el despliegue que un caso como éste merece.
De otra parte destacó el acuerdo alcanzado y que contempla los fundamentos del mismo que establecen el reconocimiento al movimiento social y enfatizó en si no se respetasen los mecanismos establecidos para la seguridad de quienes ingresarán en la política no será posible que la paz que se alcance sea sólida y duradera.
Señaló que de ser necesario se deberá revisar y reformar toda la legislación existente sobre protesta social.
Márquez dijo que este es por el momento el más importante acuerdo alcanzado porque es el punto de partida firme en la construcción de un tratado de paz.
"Reiteramos ahora, y lo seguiremos haciendo, que no es este un proceso de sometimiento, pero con seguridad, si efectivamente avanzamos por las sendas de las transformaciones que las mayorías nacionales han reclamado, la firma de un tratado de paz será una realidad", expresó Márquez.
Subrayó que "es falso que, como dicen algunos politiqueros de turno (...), la guerrilla se niega a recibir a los familiares de las víctimas del conflicto" y añadió que ellos "tienen nuestros brazos abiertos".
No obstante, el jefe insurgente dijo que "lo primero que está por resolverse (en Colombia) es la necesidad de que en nuestra patria se respete el derecho a la vida, a la diferencia, a la opción política, a la no estigmatización".
Márquez aludía a un anterior intento de paz en los años 80, cuando algunos miembros de las FARC se desmovilizaron para formar junto al Partido Comunista de Colombia el movimiento político Unión Patriótica (UP), y unos 3.000 de sus militantes y dirigentes fueron asesinados.