LA DERECHA nacionalista alemana intensificó su campaña contra la inmigración y el islam, coincidiendo con su subida en los sondeos de intención de voto y, al mismo tiempo, con un estancamiento del partido de la canciller Angela Merkel, a seis días de las elecciones legislativas en Alemania.
El dúo que dirige la campaña de Alternativa para Alemania (AfD), Alexander Gauland y Alice Weidel, dió una conferencia de prensa sobre el tema "inmigración musulmana y criminalidad", tema predilecto de este partido, al que le han crecido alas desde que la canciller alemana abriera las fronteras a centenares de miles de refugiados en 2015.
Gauland denunció "el terrorismo" que tiene sus "raíces en el Corán". "La propagación del islam en Europa y la islamización creciente de Alemania son un desafío para el Estado, el orden social, la identidad cultural y la paz en nuestro país", afirmó.
Por su lado, Alice Weidel opinó que "Alemania se ha convertido en refugio para los criminales y los terroristas del mundo entero", y que el "espacio público se ha convertido en un espacio de riesgo".
Con este mensaje, AfD espera ganar puntos en la última recta antes de las elecciones del 24 de septiembre. Este partido populista de derecha radical ya ha mejorado levemente en los sondeos, a 10-12%, contra 8-10% hace 15 días.
Pero, su campaña no ha estado exenta de polémicas. Por ejemplo, sus carteles mostrando a muchachas en una playa, que afirman: "¿La burka? Preferimos el bikini". O la foto de un barco lleno de migrantes con esta inscripción: "¿En peligro? Más bien la próxima ola de criminalidad".
Otro blanco favorito de AfD es Angela Merkel, acusada de haber traicionado y puesto en peligro al país, como lo demuestra, según dice este partido, el atentado con camión cometido en Berlín en la Navidad de 2016 por un solicitante de asilo radicalizado.
Así, el partido hace abuchear casi sistemáticamente a la canciller durante sus mítines. Aunque los demócrata-cristianos CDU-CSU de la canciller superan claramente a los socialdemócratas del SPD de Martin Schulz en los sondeos, la perspectiva de un triunfo aplastante se aleja.
El campo CDU-CSU se ha estabilizado en torno al 36% en los sondeos, no lejos de su mínimo histórico de 1998 (35%), cuando el socialdemócrata Gerhard Schröder obtuvo la cancillería.
Por ello, los grandes partidos intentan 'satanizar' a la AfD, al destacar que el país que engendró el nazismo debe impedir la entrada de una derecha radical en el parlamento federal.
Martin Schulz calificó el sábado al AfD de partido de "extrema derecha", término generalmente reservado en Alemania a los neonazis, y "vergüenza de la nación". Y Angela Merkel ha denunciado incesantemente a "quienes no saben nada más que gritar y abuchear".
Pero hasta ahora, las polémicas en torno al AfD no han dejado de aumentar, en particular cuando Gauland elogió al ejército del Tercer Reich, algo inimaginable hasta hace poco en un país cuya identidad de postguerra está basada en el arrepentimiento.
Por su lado, AfD, cuya entrada en la cámara de diputados sería un hecho inédito desde 1945 para un movimiento de este tipo, se congratula, y ya se ve al menos como el "tercero" en liza en las elecciones, por delante de los liberales del FDP, la izquierda radical Die Linke y los Verdes.