El precandidato republicano Jeb Bush acusó este lunes a los asiáticos de abusar de una ley que ofrece la nacionalidad estadounidense a sus hijos por nacer en el país, en una campaña presidencial en la que la migración ocupa un lugar preponderante.
Bush se ha enfrentado a varios de sus rivales sobre el uso del término "bebés ancla", un término peyorativo empleado para referirse a los hijos de padres indocumentados que al nacer en suelo estadounidense obtienen automáticamente la nacionalidad.
Organismos defensores de los migrantes consideran que el término es utilizado por grupos antiinmigración para describir a los bebés de quienes que la frontera para dar a luz a sus hijos, que reciben la nacionalidad estadounidense y otorgan a sus padres un estatus legal.
Consultado este lunes durante un acto en Texas (sur), cerca de la frontera con México, acerca de si el uso de este término podría hacerle perder el apoyo de los hispanos, Bush dijo que la situación tiene que ver más con otros inmigrantes.
"De lo que yo hablaba era sobre todo acerca del caso específico de fraudes cometidos de manera organizada; y honestamente está más relacionado con gente de Asia que llega a nuestro país y tienen hijos, aprovechándose de un noble concepto como el derecho a la ciudadanía por nacimiento", afirmó el precanddiato republicano.
"Es ridículo que las campañas de (la demócrata) Hillary Clinton o de otros sugieran que utilizo un término despectivo. Yo apoyo la enmienda 14", que da la nacionalidad estadounidense a todos los bebés nacidos en el país, agregó Bush, cuya esposa es de origen mexicano.
El también precandidato republicano y magnate inmobiliario Donald Trump sugirió eliminar esta ley, estimando que favorece la inmigración. El viernes pasado Trump afirmó que unos 300.000 bebés nacidos en 2014 eran nacidos de padres en situación de migración ilegal en Estados Unidos.
En marzo, las autoridades allanaron decenas de lugares en Los Ángeles, sospechosos de ofrecer servicios de "turismo de maternidad" a embarazadas asiáticas.
Algunas de ellas llegaron a pagar hasta 50.000 dólares, según las autoridades de inmigración.