Reportaje a una víctima | El Nuevo Siglo
Viernes, 1 de Febrero de 2013

Reportaje a una víctima. En el silencio a profundidad en que se entierran ciertos comentarios incómodos para el Gobierno, se va a quedar un serio reportaje concedido a El Espectador por Sigifredo López. El superviviente secuestrado por gracia de Dios, hace una serie de consideraciones sobre el proceso de paz sin pretender réditos políticos, que estremecen por su sinceridad. Para mejor obtener correcto provecho de sus declaraciones, en cada caso diremos primero lo que él opina y luego lo que nosotros concluimos.

¿Quién responde?Las Farc no reconocen víctimas.  Concluimos nosotros, las Farc no indemnizarán moral, política ni pecuniariamente a nadie. Se autodenominan como víctimas. Nos imaginamos, entonces, que será el Gobierno quien deberá indemnizarlos cuando se firme cualquier cosa. ¿A qué le teme el Gobierno? No hay sociedad civil en el proceso, ni asociaciones campesinas, ni agricultores. Claro, porque el Gobierno le tiene miedo a que alguien les diga, en La Habana, ciertas verdades a las Farc

¿Con quién se negocia?Aseguran que no han despojado a nadie de sus tierras. Entonces, pensamos, lo obvio será que exijan que no se les quite ni una hectárea, con lo cual la restitución será selectiva: si el despojado fue víctima de la guerrilla, por ese solo hecho no tendrá derecho. Así, las Farc seguirán siendo el primer latifundista de Colombia. Están engañando al país, sostiene. Y añadimos: también el Gobierno, que no quiere admitir que está negociando con unos tramposos.

¿Cómo va el proceso?Va mal, pues las Farc hablan de dejación de las armas y no de entrega. A nosotros nos viene a la memoria el viejo oeste: dejar las armas…  dejarlas en la cartuchera, pero para sacarlas.

La farc-sa. Nos inquieta que un diálogo que se hace pasar como una obra de teatro seria, se convierta (o desde ya sea) en  una farsa.

Tajante.“Es una negociación política”. Y nosotros nos preguntamos: qué sería más peligroso: a) que el presidente Santos firmase cualquier cosa para reelegirse; o b) que ante el previo fracaso de su aspiración a la reelección, llegase a cualquier acuerdo para “pasar” a la historia como aquel que firmó la paz, así su sucesor cargue con una herencia inútil,  cuando no peligrosa.

¿Miedo a la Constituyente?Lo que dice Sigifredo López: sólo un 30% de las Farc están en lo de la negociación; ¿por qué ese miedo a la constituyente? El conflicto no va a terminar; si algo se firma, vamos hacia una “bacrimización”; se van a repartir perdones y beneficios a los victimarios; se van a dar unos espacios políticos sin que se dé la paz.

Manto de humo. Concluimos: si el Gobierno estuviese de buena fe en este proceso, no le echaría un manto de humo a estas reflexiones, sino que las asumiría para su análisis, para rectificar o reajustar lo que camina cojo y con rumbo incierto. De lo contrario, parafraseando al gran dramaturgo inglés, aunque forzando un poco el título de su obra: mal terminará lo que mal camina. ¿Se atreverán a invitar a Sigifredo López a Cuba?