Renovada confianza papal a cercanos colaboradores | El Nuevo Siglo
Miércoles, 30 de Mayo de 2012

El papa Benedicto XVI defendió personalmente a sus colaboradores más cercanos y fustigó a los medios de comunicación por ofrecer una "imagen deformada" del Vaticano tras el escándalo por la filtración de documentos reservados y la detención de su mayordomo.

En una inédita declaración, pronunciada al término de la audiencia general ante miles de peregrinos, el Papa habló del delicado caso, que ha generado interés mundial.

"Se han multiplicado hipótesis totalmente gratuitas, amplificadas por algunos medios, más allá de los mismos hechos, dando una imagen de la Santa Sede que no se corresponde con la realidad", dijo el Papa.

"Quiero renovar mi confianza y mi aliento a mis más cercanos colaboradores, que diariamente me ayudan con silenciosa fidelidad a cumplir con mi ministerio", añadió.

Se trata de la primera vez que Benedicto XVI se pronuncia sobre la conducta de su mayordomo, Paolo Gabriele, cuyo nombre y cargo no mencionó directamente.

Detenido desde hace una semana en una celda del cuartel de la Gendarmería vaticana, el mayordomo del Papa, al servicio del pontífice desde hace seis años, fue acusado de haber robado documentos internos y confidenciales que acabaron publicados en un libro, donde se denuncian presuntas conspiraciones entre cardenales.

Lo ocurrido "ha llenado de tristeza mi corazón", pero "jamás he dudado" de que "la Iglesia es guiada por el Espíritu Santo" y de que el Señor "jamás le hará faltar su ayuda y la apoyará en su camino", recalcó el Papa con voz firme.

Las palabras del pontífice están dirigidas a los religiosos y religiosas de todo el mundo, desconcertados y preocupados ante el escándalo, y tienen también como objetivo aliviar las tensiones dentro de los jerarcas de la Curia Romana.

La imagen del Vaticano salió afectada gravemente por la filtración de un centenar de documentos internos, entre ellos numerosas cartas privadas dirigidas al Papa o a su secretario, con informaciones, reflexiones, manifestaciones de conciencia, denuncias e incluso desahogos personales.

El caso ha provocado una de las mayores crisis del papado de Benedicto XVI, ya que puso en discusión inclusive su liderazgo como guía de la Iglesia.

"No dirige a la iglesia, piensa sólo a escribir libros", lamentó recientemente un creyente en una carta publicada por la prensa local.

Las luchas por el poder dentro de la legendaria institución y las recientes acusaciones de lavado de dinero al Banco Vaticano, no sólo dividen a las más altas autoridades de la Iglesia, sino que debilitan a Benedicto XVI.

"No se trata sólo de una violación, ya de por sí gravísima, de la reserva a la que cualquiera tiene derecho, sino también de un vil ultraje a la relación de confianza entre Benedicto XVI y quien se dirige a él, aunque sea para protestar", declaró el martes monseñor Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado y número tres de la Santa Sede.

Para muchos observadores y vaticanistas, las filtraciones tienen como objetivo derribar al cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado y brazo derecho del Papa.

La renovación de confianza este miércoles en forma pública por parte del pontífice, en particular a "sus colaboradores más estrechos", resulta un claro mensaje de apoyo a Bertone, según el vaticanista Marco Tosatti.

Pese al momento "difícil" que atraviesa la Santa Sede, la comisión de tres cardenales designados por el Papa siguen investigando el caso y escuchando testigos, funcionarios y personal del Vaticano.

Según la prensa italiana, acusada de "deformar la realidad" por el mismo Papa, tres funcionarios laicos, que residen en Italia, están involucrados en el robo de tales documentos.

El diario La Repubblica, sostiene este miércoles, que fue el secretario privado del Papa, monseñor Georg Gänswein, quien descubrió que el culpable de filtraciones claves era el mayordomo, llamado familiarmente "Paoletto", tras leer el libro de Gianluigi Nuzzi, "Su santidad. Las cartas secretas de Benedicto XVI".

Sólo el mayordomo tenía acceso a esas cartas reservadas, por lo que lo denunció inmediatamente y pidió su detención la semana pasada al comandante de la Gendarmería, Domenico Giani.