Renace la integración ganadera | El Nuevo Siglo
Sábado, 9 de Junio de 2012

Después del “desgaste y distorsión” al que sometió Venezuela al concepto de integración, y del marasmo por el que atraviesa la Comunidad Andina, surge con buenas energías la Alianza Pacífico. El Acuerdo Marco, firmado la semana pasada por Colombia, Chile, México y Perú, y que se venía cocinando desde diciembre de 2010 en la Cumbre Iberoamericana de Presidentes, tiene aspectos interesantes y uno que otro lunar.

Lo interesante es que tenemos un fin muy claro: profundizar el comercio con los países del Pacífico asiático. Además así lo evidencian las acciones del Gobierno como la visita del presidente Santos a esa área geográfica para hacer acuerdos comerciales y la avanzada de funcionarios del ICA, Corpoica y Fedegán para materializar marcos que habiliten tal comercio.

Pero aquí volvemos a recorrer el tortuoso camino de la admisibilidad, que refrendan, tal como lo ha venido señalando Fedegán, desde hace mucho tiempo, la necesidad de los procesos de admisibilidad sanitaria, mecanismos de cooperación, transparencia y de buenas prácticas MSF. No debemos olvidar que hoy estamos perdiendo oportunidades por su ausencia.
También resulta muy positivo el integrarnos con países que ya tienen experiencia en esos mercados, como son Chile y Perú, la cual les ha servido para dinamizar su comercio exterior. Eso nos permitirá desarrollar, con alguna ventaja, estrategias conjuntas para agilizar el ingreso de productos de la región al mercado asiático.

Un lugar negro lo constituye, sin lugar a dudas, la exclusión de los servicios financieros. Eso blinda a este sector de la competencia pero deja expósito a los sectores productivos que tienen que pagar elevadas tasas de interés. Aunque, en contraposición, uno de los temas que propone este acuerdo es la libertad del mercado de capitales y la integración de las bolsas de valores. Aspecto que si bien despierta el apetito del capital especulativo, habilita las posibilidades de fondeo para empresas de cada uno de los países.

Otro aspecto positivo es que se están sentando las bases para negociar en mejores oportunidades que ir individualmente a negociar con países que están dentro del Bloque Asía Pacífico.

Hacia el interior del bloque, las tareas son igualmente inmensas. Hay que empezar a trabajar, respecto al comercio de bienes, en el tema de reglas de origen para las mercancías que ya tienen cero arancel entre los cuatro países, que son básicamente productos manufacturados. En el tema agrícola, y en especial carne y lácteos, hoy tenemos libre comercio con Perú y Chile, aunque con este último país se mantiene el componente variable de la franja de precios, lo cual infiere el peligro de su desmonte. Con México, tenemos cupos recíprocos de importación y exportación que son limitados. En el tema sanitario ya estamos habilitados para exportar lácteos a México, Chile y Perú, sin embargo, ninguna empresa colombiana ha logrado exportar.

En carne, el tema sanitario es más complicado especialmente en México, donde aún no reconocen nuestro estatus de país libre de aftosa con vacunación. En Chile, ya nos reconocieron nuestro estatus en materia de Aftosa, pero el tema de inspección, vigilancia y control en plantas es de gran complejidad y aún no logramos el reconocimiento por parte de Chile. En Perú, ya estamos exportando carne y hay alianzas entre empresas colombianas y peruanas (Algarra hace parte del Grupo Gloria de Perú).
El Acuerdo, entonces, puede ser una oportunidad para buscar un mayor acceso a estos mercados para nuestros productos y avanzar en los cuellos de botella sanitarios. Todo depende del trabajo en esos frentes, en los cuales tiene gran responsabilidad la institucionalidad pública del país.