CUANDO en la mañana de hoy, los mismos tres marines que en 1961 arriaron la bandera estadounidense que ondeaba en el hormigón del malecón de La Habana vuelvan a izarla, Estados Unidos y Cuba oficializarán el restablecimiento de la relación bilateral pero que es tan sólo el primer paso de un largo camino que, de antemano, se augura largo y complejo por los espinosos temas pendientes.
Histórico, simbólico y pletórico de señales de buena voluntad será la ceremonia de la reapertura de la embajada de EU, que estará presidida por el secretario de Estado, John Kerry (el primer funcionario de ese rango que viaja a la isla en siete décadas) y que pone fin a 54 años, siete meses y 12 días de distanciamiento.
Menos de un mes después que el pabellón cubano fuera izado en la legación diplomática en Washington, hará lo propio la bandera de barras y estrellas más conocida en el mundo, que a diferencia de la cubana no será la misma que ondeó hasta el 4 de enero de 1961, cuando el sargento Jim Tracy y los cabos Larry Morris y Mike East la arriaron tras declararse la ruptura de las relaciones.
Hoy, esos tres exmarines, testigos de excepción de ese momento, regresarán a la isla para volverla a izar en un acto que, sin duda, representa una “revolución” en la política exterior norteamericana y que despertará un “mar” de sentimientos, por los complejos nexos emocionales que hay de lado y lado de los 154 kilómetros que separan a Florida de Cuba.
El hasta hace poco impensable acercamiento diplomático entre estos dos antiguos enemigos, amén de tener algunos detractores, es tan solo la una primera etapa en la vislumbrada larga carrera para alcanzar el proceso de normalización plena, tal y como lo han admitido sus gobernantes, Barack Obama y Raúl Castro, respectivamente.
Los pendientes más que ser numerosos son complejos. Entre ellos está el levantamiento del embargo estadounidense a la isla, -lo que está en manos del Congreso de EU ahora bajo el control de la oposición republicana que lo condiciona a varios ítems-, la protección de los derechos humanos, la situación de los disidentes cubanos, el cierre y devolución de Guantánamo así como de bienes expropiados y hasta el reclamo de indemnizaciones por el bloqueo económico.
Precisamente sobre este último tema se refirió ayer el retirado líder cubano, Fidel Castro, quien en un artículo publicado por la prensa local comentó los "cuantiosos millones de dólares" que Estados Unidos supuestamente adeuda a la isla por los daños ocasionados por el embargo. "Mientras tanto, se adeuda a Cuba las indemnizaciones equivalentes a daños, que ascienden a cuantiosos millones de dólares como denunció nuestro país con argumentos y datos irrebatibles a lo largo de sus intervenciones en las Naciones Unidas”.
Aunque el anciano líder comunista, quien ayer cumplió 89 años, no profundizó sobre este tema, Cuba reclama a Washington más de 100.000 millones de dólares por los perjuicios causados por el embargo económico impuesto a la isla en 1962 por el entonces presidente John F. Kennedy.
Simultáneamente, Washington exige a Cuba que pague las indemnizaciones pendientes por la nacionalización en 1960 de las empresas y propiedades estadounidenses, que superan actualmente los 7.000 millones de dólares incluidos los intereses, según expertos.
En su artículo, Castro dijo que "escribir es una forma de ser útil" y afirmó que "nunca" dejará de luchar por sus "ideales de justicia e igualdad", pero no comentó la visita hoy de Kerry. La única vez que se ha referido públicamente al deshielo entre Washington y La Habana fue en una nota publicada el 27 de enero, en la que declaró que no confiaba en Estados Unidos, aunque ello no significaba "un rechazo a una solución pacífica de conflictos".
Los cubanos tanto en su país como en el exilio, específicamente en territorio estadounidense, se debaten entre la expectativa y el pesimismo. Sin embargo apuestan porque este “nuevo amanecer” entre Estados Unidos y Cuba lleve a que paulatinamente se tome el camino de la democracia, algo descartado plenamente por el régimen castrista, que enfocará su estrategia en forzar el levantamiento del bloqueo y en aumentar la industria sin chimenea que es el turismo para mejorar sus ingresos.
Entre tanto, Kerry que llegará muy temprano a La Habana permanecerá todo el día en la ciudad y tras el izado de la bandera estadounidense, recibirá a distintos representantes de la sociedad civil cubana, incluyendo algunos disidentes, en la residencia del embajador en la isla.
"Me reuniré con disidentes (...) Tendré la oportunidad de sentarme con ellos", anticipó el jueves el jefe de la diplomacia estadounidense al canal latino Telemundo.
Kerry admitió que los opositores políticos al gobierno de Castro "no fueron invitados" al izado de la bandera porque será un "momento gobierno a gobierno y de hecho con un espacio muy limitado".
El escritor estadounidense de origen cubano Richard Blanco, conocido por haber recitado una obra durante la toma de posesión del segundo mandato de Obama, leerá un poema en la ceremonia. Preparado especialmente para la ocasión, el texto evoca las historias de individuos a ambos lados del Estrecho de la Florida "separados por 90 millas (150 km) de mar, pero conectados por nexos emocionales complejos", según indicaron los representantes del poeta.
Kerry se reunirá luego con Bruno Rodríguez para avanzar en la agenda bilateral sobre lucha antinarcóticos, seguridad y ambiente, entre otros temas. Pero las autoridades estadounidenses descartaron un encuentro con el presidente Raúl Castro o su hermano Fidel.
Y a pesar de la muy ajustada agenda, el alto diplomático estadounidense espera no partir sin antes tomar una "caminata libre" por La Habana Vieja.
A partir de hoy, con las embajadas restablecidas, ambos gobiernos deberán abordar, como señalamos, espinosos temas para normalizar plenamente sus relaciones. Son conscientes que hay un mar de distancia y dificultades en muchos de ellos, al igual de que de su real compromiso político dependerá que ese barco llegue a buen puerto.