El Reino Unido prolongó las medidas de austeridad y revisó fuertemente sus previsiones de crecimiento para los próximos años debido a problemas económicos "profundamente arraigados", anunció este miércoles el ministro británico de Finanzas, George Osborne.
"El Reino Unido está en el buen camino y retroceder ahora sería un desastre", afirmó el ministro en su tradicional "discurso de otoño" en el parlamento para presentar las prioridades económicas del gobierno y las eventuales correcciones al presupuesto.
Desde que el gobierno dirigido por el conservador David Cameron llegó al poder en mayo de 2010 con la promesa de reducir el enorme déficit del país antes del final de la legislatura en 2015, Osborne instauró un severo e impopular programa de austeridad que ha obligado a los británicos a apretarse el cinturón.
Y esta austeridad, que ya fue prorrogada dos años en esta misma ocasión en 2011, durará ahora todavía un año más, hasta 2017/2018, debido a la difícil coyuntura actual, lo que podría aumentar todavía más el malestar de los británicos por los recortes.
Osborne aseguró a los diputados que los nuevos recortes se llevarían a cabo "equitativamente, con más ahorros procedentes de la burocracia, de las facturas sociales y de los más pudientes".
"La gente sabe que no hay curas milagrosas, sólo el duro trabajo de ocuparse de nuestro déficit y asegurar que el Reino Unido gana la carrera mundial", se justificó.
El gobierno tampoco podrá cumplir tampoco con su objetivo de reducción del ratio deuda/PIB a partir de 2015/2016, cuando este será todavía de 79,9%, sino que tendrá que esperar todavía un año más para que esta baje por primera vez (79,2%).
"Resumiendo, las condiciones económicas más duras significan que mientras se prevé que nuestro deficit seguirá cayendo, nuestra deuda en lugar de tardar tres años en empezar a caer, tardará cuatro", dijo.
En este contexto, el ministro anunció una revisión a la baja de sus previsiones de crecimiento para los próximos seis años, empezando por 2012, cuando se espera ahora una contracción de la economía de 0,1% a pesar de una salida de 15 meses de recesión en el tercer trimestre.
La última previsión para este año, que databa de marzo, era todavía de un crecimiento de 0,8% y estaba basada en la asunción de que la eurozona, sumida en una profunda crisis, empezaría a recuperarse a partir del segundo semestre, explicó el ministro.
Paralelamente se recortaron también las previsiones de crecimiento del Producto Interior Bruto para los cinco años siguientes, a 1,2% en 2013, 2% en 2014, 2,3% en 2015, 2,7% en 2016 y 2,8% in 2017, debido a un crecimiento mundial más débil de lo previsto y también de unas condiciones de crédito que distan todavía de normalizarse.
Osborne estimó sin embargo que la economía británica se estaba "recuperando más rápidamente que las de sus vecinos" a pesar de los "problemas profundamente arraigados tanto dentro del país como en el extranjero", citando entre otros la crisis en la eurozona y la desaceleración de la economía china.
Entre las medidas concretas anunciadas por Osborne, figuran recortes en los presupuestos de la mayoría de ministerios, la imposición de límites al aumento de algunos subsidios por debajo de la inflación, o nuevas medidas para luchar contra la evasión fiscal que servirán para financiar nuevas infraestructuras, especialmente carreteras y escuelas.
La mayor concesión a la ciudadanía fue la eliminación de un aumento previsto de tres peniques del impuesto sobre los combustibles.
Los laboristas, que cruzado el ecuador de la legislatura encabezan todos los sondeos de intención de voto, no tardaron en responder.
Para el portavoz de asuntos económicos del partido Ed Balls, la declaración de Osborne revela "la verdadera escala del fracaso de este gobierno".
"Es la gente que ya está sufriendo para llegar a fin de mes, las familias de clase media y baja y los pensionistas los que pagan el precio, mientras los millonarios logran bajadas de impuestos", agregó.