Reorientar la relación bilateral es lo que buscará el presidente electo mexicano, Enrique Peña Nieto en su encuentro de hoy con el mandatario estadounidense Barack Obama en la Casa Blanca, cita que hace parte de una visita de trabajo que también lo llevará a Canadá, a pocos días de asumir su cargo.
El encuentro está previsto que dure en torno a una hora en el Despacho Oval, primero con los respectivos equipos de seguridad, luego a solas, informó el equipo de transición de Peña Nieto en un comunicado.
La Casa Blanca anunció por su parte que el vicepresidente Joe Biden encabezará la delegación estadounidense en la investidura de Peña Nieto el sábado, que marca el retorno al poder del histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Con las elecciones presidenciales ya despejadas en México y Estados Unidos aparece "una oportunidad para reorientar la relación bilateral entre nuestros países", explicó Peña Nieto en una columna publicada por el diario Washington Post el domingo.
Desde 1980, México y Estados Unidos han celebrado reuniones de sus presidentes electos, un testimonio de la importancia que ambos le atribuyen a una compleja relación, dominada en los últimos años por la lucha conjunta contra el crimen organizado.
Peña Nieto parece dispuesto a darle un cierto giro a ese aspecto.
"Continuaré con los esfuerzos iniciados por el presidente Felipe Calderón pero la estrategia debe forzosamente cambiar", explicó Peña Nieto en su artículo.
El presidente electo ha anunciado ya públicamente que quiere menos violencia en las calles del país y más trabajo de inteligencia a la hora de luchar contra el crimen organizado, que ha desangrado a México.
Del lado estadounidense oficialmente no existen recelos.
"Ningún político quiere hacer exactamente lo mismo que su predecesor", justificó recientemente una alta fuente gubernamental en Washington en conversación con corresponsales.
"Algunos de los cambios de los que están hablando son totalmente apropiados porque ha llegado el momento de cambiar el rumbo y enfocarse en otras cosas", añadió esa fuente estadounidense.
Pero del lado del nuevo presidente mexicano "falta conocer su descripción de cómo reducirá esa violencia", opina Eric Olson, experto del centro de análisis Wilson en Washington.
Durante décadas, el PRI representó en Washington al México opaco y corrupto, difícil de discernir.
Por ello, más allá de los anuncios ocasionales, "uno de los objetivos de esta visita va a ser la de reposicionar la imagen" del partido, considera Duncan Wood, nuevo director del Instituto México del centro Wilson.
Washington y México también deben seguir impulsando una relación comercial que es imparable a pesar de los altibajos económicos a ambos lados del Río Grande.
En 2011 México y Estados Unidos intercambiaron bienes por más de 461.000 millones de dólares, más que todo el volumen comercial que maneja Estados Unidos con el resto del continente.
Ambos países tienen varios diferendos comerciales, el más reciente de ellos la entrada de tomate mexicano al mercado estadounidense, pero también oportunidades como las reservas petroleras en el Golfo.
Y también subsisten otros temas de interés mutuo, como la reforma migratoria que previsiblemente dominará la agenda legislativa del nuevo Congreso estadounidense, cuando Obama asuma su cargo en enero.
Expertos estadounidenses calculan que de los más de 11 millones de indocumentados en el país, siete millones son de origen mexicano.
Mañana viajará a Ottawa para reunirse con el primer ministro canadiense Stephen Harper, para luego regresarse a su país, donde debe anunciar la composición de su gabinete./AFP