Calificando el hecho de una “tercera revolución industrial”, el presidente Santos firmó el decreto que da luz verde a las empresas para que implementen esa forma de trabajo.
Se trata de aprovechar las tecnologías existentes, especialmente las de la información y las comunicaciones, para desempeñar actividades laborales desde sitios distintos a los definidos por las empresas. Una deslocalización o descentralización del ámbito laboral tradicional.
Esto no quiere decir que quienes trabajen desde sus casas tendrán condiciones laborales diferentes a aquellos que lo hagan en un espacio como la oficina, por ejemplo. La igualdad laboral queda garantizada con dicha medida.
De la misma manera, la norma sancionada fija responsabilidades y obligaciones entre las partes en juego, así como incentivos para aquellas empresas que creen puestos de trabajo bajo la modalidad del teletrabajo.
Con esta medida se beneficiará principalmente la población en condición de desplazamiento forzoso, discapacidad, aislamiento geográfico, mujeres cabeza de hogar, grupos humanos recluidos y personas amenazadas de muerte.
En opinión del ministro de Trabajo, Rafael Pardo, con el teletrabajo se podrá ahorrar tiempo y generar beneficios a las empresas, sobretodo en ciudades del país que tienen problemas de movilidad, como Bogotá.